Sembrar el surco, por la historia y por el futuro (+ Fotos y Video)

Guantánamo. – Cada mañana se levanta bien temprano. El cantillo del gallo es su reloj. El aire puro de la mañana es su alimento. En su aliento el trago de café que le impulsa a desandar en surco agradecido.

Desde 1959, su principal motivo es la tierra, de la cual brota la vida, desde el inicio de los tiempos. Su rostro es el más común, su historia la más sublime y a la vez la más sencilla.

Antaño fue el protagonista de las guerras de liberación, cuando tornara su machete en arma o se convirtiera en el guía de los escarpados caminos de la sierra, vistiendo el verde olivo uniforme del Ejército Rebelde.

El 17 de mayo, en Cuba, es día de fiesta y de reafirmación revolucionaria. El campesino cubano es protagonista y celebra el hecho de que hasta los más recónditos parajes de nuestra geografía lleguen los servicios y conquistas del sistema político y social de este archipiélago caribeño.

El programa de atención sanitaria, las escuelas multigrado para garantizar la educación, la electrificación, mediante el Sistema Electro-energético Nacional o las fuentes alternativas de energía, así como la habilitación de proyectos que benefician a los hombres y mujeres del campo con la aplicación de la ciencia y la técnica para lograr mejores resultados productivos.

En Guantánamo, cada una de estas razones se multiplican, pues la historia convoca, una, dos, tres… cientos de veces. Esta tierra irredenta y patriota vio morir asesinado a Niceto Pérez, en su pequeña finca María Luisa, ubicada en El Vínculo, sitio que formaba parte del Realengo 18, donde se alzara la voz del campesinado con el grito de “Tierra o sangre”.

A cerca de 60 años de la firma de la Ley de Reforma Agraria, largo es el camino aún por desandar. La sequía, los fenómenos meteorológicos, el incremento de la producción de alimentos para su venta a la población son los principales retos. A ellos el campesino está presto, por lo que se levanta cada mañana, al cantillo del gallo, para luego del primer trago de café, sembrar la tierra con amor y compromiso, por la historia y por el futuro.  

 

 

 

 

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