Por una sociedad incluyente

Guantánamo.-  Cada 3 de diciembre el mundo lanza un grito de concordia. Un grito que no siempre alcanzan escuchar algunos oídos, y no porque les haya negado ese sentido, si fuere así de seguro que concordara conmigo, resulta que la indiferencia es el peor mal que pueda existir ahora mismo cuando hablamos de personas con discapacidad.

En 1992, al término del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992), la Asamblea General proclamó el día 3 de diciembre Día Internacional de las Personas con Discapacidad; y desde entonces, precisa la efemérides el llamado a juntar voluntades en el propósito de trabajar intensamente para la construcción de una sociedad cada vez más incluyente, donde sordos e hipoacúsicos, limitados físico motores, ciegos o personas con afecciones mentales gocen de derechos e igualdad de oportunidades.

El mejoramiento de la situación de las personas con discapacidades ha de ser preocupación y ocupación constante de los gobiernos. La Organización Mundial de la Salud afirma en sus reportes que la discapacidad es parte de la condición humana, es decir, casi todas las personas conviven con una discapacidad de manera temporal o permanente en algún momento de sus vidas. De ahí, la importancia de crear servicios que les puedan facilitar la vida, de implementar acciones orientadas al progreso de cada una de ellas.

Para que usted tenga una idea clara de la trascendencia del asunto. Más de mil millones de personas en el mundo sufre algún tipo de discapacidad (una de siete); de ellos, unos cien millones son niños, y se dice que la mitad no poseen acceso a la sanidad. Las cifras han de sugerir que todavía se ha hecho muy poco en el orbe para cambiar tal realidad.

Cuba, por su parte, es el mejor ejemplo de una cooperación inclusiva, según las declaraciones realizadas por David López Ordoñez, directivo de la Red Latinoamericana de Organizaciones No Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias (Riadis), que celebró su VI Conferencia en marzo de este año en La Habana. López Ordoñez destacaba la colaboración de nuestro país con disímiles naciones en el ámbito de la salud, la educación, entre otros sectores, donde también son beneficiados los discapacitados.

Reflexión, conciencia e inclusión constituyen premisas fundamentales de este día, de manera que una vez y por todas se logre evitar las barreras culturales que siguen dejando de lado a las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Permitir la integración de estas a la sociedad es garantía para su participación activa en la misma.

La accesibilidad y la inserción de las personas con discapacidad son derechos fundamentales. Trabajemos entonces, todos los días, por una sociedad  más incluyente.

 

 

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