Salud para todos, una meta necesaria

Guantánamo.- Entre las ocho metas del Milenio propuestas por la Organización de Naciones Unidas ( ONU) se encuentran dos referentes a la atención y cuidado de la salud humana, la reducción de la mortalidad infantil y el mejoramiento de la salud materna.

Aún, cuando la ONU  ha ayudado para que más personas tengan acceso a los servicios de salud básicos, como la inmunización, el agua salubre y el saneamiento, no se logran los resultados deseados y mucho menos de forma equilibrada, en varias regiones del mundo.

Las enfermedades infecciosas continúan siendo un gravísimo problema mundial, causando estrepitosamente un alto número de muertes; entre las áreas geográficas más afectadas se encuentran África y Asia Sudoriental. Llama la atención que a pesar de que las causas de la mayor parte de esos padecimientos y sus tratamientos se conocen, y en la mayoría de los casos la enfermedad y la muerte pueden evitarse a un costo razonable, sigan muriendo personas; lo que indica un análisis exhaustivo y necesario de la implementación de políticas y programas factibles, mucho más eficientes a favor de la vida de los seres humanos que habitan en el planeta.

La Constitución de la OMS define a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, de manera que alcanzar “salud para todos” presupone en primer orden voluntad política para que los pueblos puedan gozar, por igual, del grado máximo de salud que se pueda lograr.

En el empeño de cambiar la realidad, Cuba propone al mundo su ayuda internacionalista, solidaria y gratuita en disímiles países del mundo, lo que podría constituir un ejemplo concreto a imitar por países desarrollados. El Contingente Internacional de  Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias  “Henry Reeve” ha estado presente en 21  países con 24 brigadas médicas; atendiéndose a más de 3 millones 500 mil personas y salvando la  vida a más de 80 mil. Mención especial requiere la labor realizada en África Occidental  durante el enfrentamiento a la epidemia de Ébola en Sierra Leona,  Liberia y Guinea Conakry, un pasaje  de expresión cimera del  altruismo que caracteriza sus acciones.

Por otra parte, el proyecto de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), ideado por el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, ha graduado a más de 28 mil 500 médicos de 103 países desde el 2005.

La colaboración y el aunar de esfuerzos comunes entre estados florecen sin lugar a dudas como uno de los caminos más viables para llevar salud a las poblaciones, fundamentalmente a las más desfavorecidas; y por ello el archipiélago sigue apostando.

Este 3 de diciembre se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana en homenaje al sabio cubano Carlos Juan Finlay y Barrés, quien naciera ese día pero del año 1833 en la ciudad de Camagüey y descubriera el agente transmisor de la fiebre amarilla, el mosquito Aedes Aegypti. Por sus grandes contribuciones para librar al hombre de los terribles estragos de la fiebre amarilla y erradicar otras enfermedades. Se le considera al doctor Finlay un benefactor de la humanidad y el más grande científico cubano de todos los tiempos.

A la efemérides, la Mayor de las Antillas arriba con el cumplimiento de todas las metas del Milenio y con un destacado quehacer en el propósito de extender salud a gran parte del mundo. Sin embargo, brindar salud para todos continúa siendo una meta necesaria e imprescindible para el orbe, lo que inspira a continuar trabajando con más bríos; una máxima que convoca al ejército de batas blancas como digno homenaje al inminente investigador y científico Carlos J. Finlay.

 

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