Las redes del engaño

Guantánamo.- Guillermo -sin apellidos, según su voluntad- no le da más vueltas al asunto. “Necesitaba MLC (Moneda Libremente Convertible), y apareció una muchacha en Revolico que, además de precio asequible, pero no tan bajo como para sospechar, aceptaba transferencia. Era un buen negocio”, dice simplemente.

Rebusca en el teléfono, y me enseña una captura de pantalla del perfil de la supuesta chica, ya inexistente; el número desde el cual lo llamaron -ahora fuera de
servicio-, y el mensaje de confirmación, desde otro móvil también ilocalizable. El modus operandi es bastante usual.

“Me dijo que vivía en otro municipio, que el transporte estaba muy malo y ella iba a transferir primero. Iba a confiar en mí, porque ese dinero lo necesitaba para un
trámite ese mismo día, estaba apurada, y yo tenía cara de persona seria.

“Le mandé los datos de mi cuenta, y en unos minutos me llegó un mensaje confirmando que me habían pasado 25 MLC. Llamó enseguida para que mandara la Moneda Nacional. Lo hice, y como a los 10 minutos le marqué para precisar, y el número me dio apagado. Me ‘olió’ raro, pero no insistí”, recuerda.

El golpe le llegó al día siguiente, cuando revisó el saldo de su tarjeta en MLC. “Perder dinero es fuerte, pero la sensación del engaño es peor. No entiendo cómo no me di cuenta del mensaje de confirmación enviado desde un celular”.

A la policía, no fue. “Entré a una página en Facebook donde personas muestran
estafas, y me aclararon que si iba, lo más probable es que no me tomaran la denuncia, y que si lo hacían, yo también podría salir acusado”, asegura.

Perro viejo, con nuevo collar

Las estafas “suenan” en las redes sociales cada dos por tres, denunciadas por víctimas o allegados a estas, con fotos del supuesto perpetrador, capturas de pantalla, con mensajes, números… Entre todas, las usadas en operaciones de compra y venta de divisas son las más frecuentes.

También, se denuncian personas que “contrataron” -de palabra, en respuesta a anuncios en páginas de compra y venta de Facebook y por medio de servicios de mensajería como Messenger y WhatsApp- el servicio de transportistas para viajes a la playa, excursiones; vendedores de combos alimenticios, entre otros.

En muchos de los casos se usan identidades falsas, construidas con fotos que se descargan de Internet, y Carné de Identidad y tarjetas bancarias de terceras personas totalmente ajenas a la farsa.

Involucran, incluso, a individuos de otros países. “Yo necesitaba mandarle unos 400 dólares a mi mamá, en los Estados Unidos, y contacté a una persona que los necesitaba aquí, con una pequeña comisión a mi favor”, cuenta su historia Patricia, quien prefirió reservarse su identidad.

“Hablamos varias veces. Un día me llamó para anunciar que se haría la transferencia, y como a los 15 minutos recibí un mensaje de WhatsApp donde me decía ‘mi vida, ya me llegó el dinero’, desde una cuenta con la misma foto que usa mi mamá, pero con número diferente, y me di cuenta. Cuando reclamé, me bloquearon de todas las redes”, finaliza.

Otra tendencia, al menos entre los entrevistados y como resultado de búsquedas en redes sociales, es a no denunciar, ya sea por voluntad propia o por la imposibilidad de radicar la denuncia en las estaciones de la policía con la explicación de que no se puede, lo que se plantea no es delito, o ante la advertencia de que pueden ser acusados.

La generalidad, asegura Kirenia Nariño Thomas, presidenta de la Unión de Informáticos de Cuba en Guantánamo, “es que las personas caen en engaños que usan la ingeniería social, investigan tus intereses, relaciones, y usan eso para que les des acceso a tus datos”.

Consultado sobre el tema, Asiel Alí Durán Contreras, especialista que atiende EnZona, en la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa, Xetid, pondera la seguridad de esa plataforma.

“Cuando todavía era posible asociar tarjetas de otras personas en las cuentas de EnZona, ciertamente se dieron algunas estafas. Ya eso se eliminó, y solo pueden asociarse las del dueño de la cuenta. Yo podría darle mi usuario y mi contraseña, y usted no podría acceder”, sostiene.

“Los datos personales y bancarios no se comparten con nadie, incluidas las fotos de las tarjetas magnéticas, claves, códigos de verificación, operaciones, tarjeta multibanca, pines”, arguye Durán Contreras.

Casos y cosas

Los abogados Rafael Arrúe Caraballo, especialista en Derecho Penal y profesor adjunto de la Universidad de Guantánamo, y Kenia Duvergel Pérez, especialista de Derecho Civil, ambos del Bufete Colectivo #2, en este punto creen importante aclarar las diferencias entre lo que se considera o no, delito.

“Hay una diferencia entre el delito, como acciones y omisiones previstas en el Código Penal, y los actos ilícitos de orden civil que, sin carácter delictivo, obstruyen la convivencia y cooperación social”, argumenta la civilista.

“Cuando, por ejemplo, una persona contrata a otra, así sea de manera verbal, para que le preste un servicio e incumple con esa obligación, hablamos de un acto ilícito de orden civil y no de un delito, y no procede una denuncia.

“¿Qué pueden hacer las personas en esos casos? Contratar a un abogado, para que esté presente una demanda civil ante los tribunales en busca de ser indemnizadas. Es importante que sea posible investigar y existan elementos probatorios”.

En específico, sobre la compra y venta de divisas, Arrúe Caraballo precisa que “se trata de un delito llamado tráfico de monedas y, por tanto, sí procede la denuncia (…), pero las personas deben tener claro que, aunque una de las partes se declare como víctima, vendedor y comprador son comisores de delito”.

“Si -abunda-, además, una de las dos personas buscó un beneficio, y para ello usó algún ardid o engaño, entonces es delito de estafa, y puede denunciarse. ¿Qué pasa con esto? Que muchas veces no aparece la persona denunciada, o sí pero se demuestra que vive en otra provincia y solo usaron su nombre, o no hay pruebas suficientes”.

La última palabra, en todo caso, la tiene la Justicia. “Como jurista, creo que el derecho debe resolver los problemas de la ciudadanía, si no es el penal, es el civil, el administrativo, constitucional, incluso, si está incurriendo en un delito”.

Coinciden, eso sí, en la necesidad de “protegerse” contra estafadores y otros aprovechados, “tratando de apegarse en lo posible a la legalidad, y no entregarse a situaciones de riesgo, porque lo corren”.

Consideraciones necesarias Orledis Asín Prats, fiscal del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía provincial, escucha algunas historias y confirma que, ciertamente, hay un incremento de situaciones como las descritas anteriormente y otras, “casi siempre con el uso de identidades falsas, y también, con el uso de violencia, en las cercanías de instituciones bancarias o cambiarias, como Cadeca”.

Aporta, como otras situaciones a tener en cuenta, “las que se promueven en redes sociales y son presenciales. Lo convocan a una casa, por lo general, y cuando usted llega le sustraen dinero, pertenencias, con el uso de intimidación, amenaza, uso de armas blancas… Claro, en esos casos, ya es robo con violencia, uno de los tres delitos que se sancionan con más severidad en Cuba”.

¿Se puede denunciar? ¿Qué puede hacer la ciudadanía si en la Policía no reciben sus denuncias? ¿Es posible que las personas engañadas recuperen su dinero, en el caso del tráfico de monedas?, le planteo algunas de las principales inquietudes derivadas de este trabajo.

“Formular denuncia es un derecho constitucional. Si en la Policía, por cualquier motivo no las reciben, las personas pueden acudir a nuestras Oficinas de atención a la población. Allí se les atiende, se gestiona con la Policía y se le da seguimiento”, argumenta el fiscal.

“Hemos recibido denuncias, pero la mayoría terminan archivadas, primero, porque no ha sido posible identificar al denunciado -casi siempre proporcionan identidades falsas-, y también porque en esos casos la víctima de la estafa es también comisora de un delito, con sanción, incluso, más grave”, indica.

“Cuando se ha podido recuperar el dinero, que no siempre es posible porque cuando vamos al Banco ya se ha retirado; se ha devuelto porque la respuesta de la investigación se centró más en la condición de víctima que en la de comisor de un delito. Eso es competencia de la Fiscalía, que revisa todas las particularidades y actúa con criterio de racionalidad”, expresa.

“Cuando la investigación se centra en el delito de tráfico de moneda, entonces ese dinero se comisa como sanción accesoria, porque se considera que fue utilizado en la comisión del hecho delictivo”, advierte finalmente.

Todo ello, insiste, “al margen de las motivaciones”. Pero estas existen: un servicio de canje de moneda que no cubre las necesidades de la población o es desventajoso, y personas dispuestas a satisfacer esa demanda, aunque no estén autorizadas para ello.

“Lo mejor del dado, es no jugarlo”, me parece escuchar a mis viejos. Pero, en la vida real ¿será posible?

Tomado de Venceremos


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