La llama de la emulación socialista arde más en los colectivos

Guantánamo. Una vez más dejé escapar la emoción ante el homenaje perenne al Comandante en Jefe Fidel que con el canto a los héroes, deviniera el Chequeo Nacional de la actual etapa del movimiento emulativo rumbo a la Primera Conferencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, que tuvo como sede Guantánamo.

En la cita, antesala de la celebración aquí del Aniversario 78 de la Central de Trabajadores de Cuba, CTC, este 28 de enero, se reconoció que los constructores, al igual que los de otros sectores económicos y sociales, descollaron con su accionar en la recuperación tras el paso del huracán Matthew por el extremo oriente del país.

Así lo realzó Carlos de Dios Oquendo, Secretario General del Sindicato Nacional que agrupa a los de ese sector, durante la entrega al Buró de Guantánamo de la condición “Construyendo futuro en Revolución, por la senda del triunfo”, que cierra la segunda etapa emulativa.

La provincia ya ganó la condición “De victoria en victoria” y esta vez se convirtió en la primera del país que recibe la actual, de las otras cinco etapas que se deben transitar hasta el 17 de noviembre, fecha de la Conferencia Nacional sindical de los constructores.

Tales reconocimientos lo obtienen trabajadores y colectivos por sus elevados niveles de eficiencia económica, ahorro, productividad del trabajo, destaque en las innovaciones y en el funcionamiento sindical integral.

A mi juicio, las hazañas protagonizadas por los trabajadores durante el proceso de recuperación tras el paso del ciclón por Guantánamo, avivaron la llama de la emulación socialista, a la cual el Ché llamara el motor impulsor de la producción y los servicios.

Durante esta etapa, en todos los sectores, se produjeron hechos que deberían ser cotidianos, excepciones que deberían ser reglas, porque no hay que esperar que ocurran eventos destructivos para que se cumplan diariamente las tareas previstas.

Los colectivos se crecieron, pero en particular los de la construcción tuvieron un rol esencial, sobre todo por la destrucción del evento tanto en viviendas, como en instalaciones, viales…

La mayoría de las acciones se realizan con la vista puesta en la recuperación, pero también en el mejoramiento de lo que existía con anterioridad, lo que habla del esmero en la calidad y el buen hacer.

Viendo cómo los participantes en el Chequeo Emulativo de la construcción se disputaban su condición de avanzada, recordé las grandes movilizaciones hacia actividades productivas en la agricultura, obras de choque, y otras tareas priorizadas. Al final con la selección de los más destacados, cada quien regresaba a sus hogares con el estímulo moral y la satisfacción del deber cumplido.

No sé por qué, de pronto se apagó el entusiasmo en muchos centros laborales, y aunque algunos lo achacan a las vicisitudes del período especial, la sustitución de los estímulos materiales solo por diplomas, soy del criterio que lo que más se ha afectado es la iniciativa.

En los colectivos, tanto del sector productivo como en los del presupuestado, tienen que existir secciones sindicales que propulsen la emulación, que va desde un matutino o vespertino donde se dé desde un apretón de manos y un abrazo a los más destacados, hasta donde se utilice parte del fondo sindical para regalar un cake a un(a) cumpleañero(a).

Qué decir del toque mágico diario de los directivos a los que cumplen su deber y dan un poquito más, sin condicionamientos. Decirle a cada cual “Eso está bien. Sigue así” o “Este trabajo puede ser mejor” (sugiriéndole la fórmula), no necesita de muchos recursos.

Si en cada sector, sé que los agropecuarios, azucareros, eléctricos, comunicadores, transportistas… tienen tradición, se recuperaran los chequeos sistemáticos, sumo a ello a los no productivos, se tendrían mejores resultados, ahora, cuando se considera que solo los ingresos personales de los trabajadores son las motivaciones para dar más cada vez.

Mi asistencia como reportero a este chequeo emulativo de la construcción en el que participaron altos dirigentes de la Central de Trabajadores de Cuba, directivos de la Organización Superior de Desarrollo Empresarial, de entidades constructoras y dirigentes sindicales del ramo en el país y la provincia, me motivó ésta reflexión, a la vez que me permite afirmar que es este, el de los constructores, un movimiento emulativo digno de imitar por otros sectores.

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