Exhibirá televisión cubana “Muchacha”, película sobre bailarina belga transgénero

Exhibirá televisión cubana “Muchacha”, película sobre bailarina transgénero

 Exhibirá televisión cubana “Muchacha”, película sobre bailarina belga transgénero

Inspirada en la bailarina belga transgénero Nora Monsecour, podrá verse en nuestra televisión la cinta Muchacha (Girl), ópera prima de Lukas Dhont, ganadora de la Cámara de Oro en la sesión Una cierta mirada, del Festival de Cannes, además de obtener el premio de la Federación Internacional de la Crítica cinematográfica, y el premio de mejor actuación masculina para el joven de 15 años Victor Polster.

 Muchacha nos cuenta de Lara, una joven transgénero de 15 años de edad que aspira a convertirse en bailarina clásica y, para lograrlo, lucha por ingresar en una prestigiosa academia de ballet. Cuando el filme comienza, ya Lara es aceptada socialmente como mujer, se encuentra en plena terapia de reemplazo hormonal y se apresta a una cirugía de reasignación de sexo, pero se siente algo contrariada, porque quisiera que los cambios fluyeran de la noche a la mañana, y la ciencia no admite aceleraciones al respecto. Para obtener su sueño dorado, Lara debe esforzarse en los ensayos, acondicionar principalmente sus pies –¡esas paradas en punta!– y exigirle a su cuerpo mucho más que cualquier otra estudiante. ¿Podrá lograrlo?

 Muchacha es un sensible drama con una actuación extraordinaria por parte del debutante Victor Polster, seleccionado, a última hora, entre 500 aspirantes al papel, y que tuvo que contar con la autorización de sus padres para rodar ciertas escenas. Después de ver este filme belga, cuesta trabajo imaginárselo sin la participación de Polster, que es bailarín, no actor.

 El conflicto, planteado encara, de manera valiente, la temática de la transexualidad en la etapa de una adolescente que es plenamente aceptada por su familia y compañeras de clases, mientras los médicos la aconsejan y la ayudan a encontrar la calma necesaria en su transformación de hombre a mujer, y de bailarín a bailarina; un plausible entorno de comprensión y solidaridad, solo empañado por pequeñas mezquindades que nos hacen recordar que, todavía, hay que convivir con prejuicios largamente instalados. Ignorancia, machismo, transfobia, que pueden convertir a personas transgéneros en víctimas de hechos de violencia, o de asesinatos, cultura nefasta, cavernícola –para llamarla de algún modo– frente a la cual el mundo y sus organizaciones deben permanecer alertas.

 El gran mérito del filme está en trasladar al espectador la angustia silenciosa y la tensión –no pocas veces con una sonrisa a flor de labios– con que la protagonista se propone seguir adelante, recurriendo a un esfuerzo físico sobrehumano, todo lo cual es perfectamente fotografiado, coreografiado, en un inteligente guion que se apoya en gestos, movimientos, miradas, para trasponer los mundos internos de la muchacha, sin olvidar el papel que le corresponde jugar al padre que, sin madre presente –de ella no se habla en toda la película– ha debido criar, primero, a un varón, y luego a una chica, cambios, transformaciones avaladas por la ciencia a los que él se ajusta con la sabiduría y amor de quien sabe que lo más importante es la felicidad de su hijita querida y, después, todo lo demás.

(Fuente: Granma)

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