Por: Pablo Soroa Fernández
Guantánamo.- Los embalses de Guantánamo cuentan hoy con un precario llenado, debido a la escasez de lluvias en medio del período en que se supone que más ocurran (mayo a octubre) y la agresiva evapotranspiración reinante en el valle de igual nombre que la provincia.
En varias decenas de millones de metros cúbicos (m³) la intensa sequía ha mermado el volumen de las principales obras hidráulicas almacenadoras del llamado Alto Oriente de Cuba, las que en conjunto guardan solo 138 millones, de los 347,5 millones para las que fueron diseñadas.
Ese volumen equivale a menos del 40 por ciento de la capacidad instalada y amenaza con alargar los ciclos de distribución en esta ciudad cabecera, cuya principal fuente de abasto, la represa Faustino Pérez, en el contiguo municipio de Manuel Tames, tiene 9,5 millones de m³ en su vaso, poco más de un tercio de los que puede recibir.
Esa cifra, según informó hoy el ingeniero Raúl Sayús Pons, director de Acueducto y Alcantarillado, al Grupo Temporal de Trabajo para la prevención y combate de la pandemia, pone en alarma a la capital de la provincia, cuya parte meridional recibe el preciado líquido a través de la derivadora Guanta, a su vez alimentada por el mayor embalse de la provincia: La Yaya.
Capaz de guardar de una sola vez 160 millones de m³, el reservorio solo dispone de poco más de la mitad de esa cifra, de la que debe enviar considerable cantidad de agua para el riego de la Empresa Agroindustrial de Viandas y Granos, radicada en el municipio de Niceto Pérez, donde se encuentra también la agropecuaria Iván Rodríguez.
Aunque La Yaya se alimenta del caudal del río Guantánamo, uno de los que conforman la cuenca hidrográfica Guantánamo- Guaso, el primero no nace, como sería lógico suponer, en esta provincia, si no en el municipio Songo La Maya, de la vecina Santiago de Cuba, donde las precipitaciones también escasean, pero no los tranques que aguas arriba de la corriente fluvial efectúan personas naturalesy jurídicas del vecino territorio.
El panorama hidráulico extremoriental se empaña aun más porque la presa Jaibo, segunda del territorio, actualmente con apenas la cuarta parte de los 120 millones para los que se diseñó, corre el riesgo de transitar hacia el llamado volumen muerto y poner en peligro su tributo al canal Camarones, en la década de los 80 del siglo pasado considerada la mayor inversión del Ministerio de la Agricultura en el país.
Quizás la noticia aleccionadora en el panorama hidráulico de la provincia sea que el trasvase de las aguas del río Sabanalamar hasta la presa Pozo Azul (ahora con solo la cuarta parte de su vaso ocupada) sigue funcionando diariamente con eficiencia y estabilidad, pese a la ausencia de humedad en el macizo Sagua Baracoa, a cuyo pie, en el municipio de San Antonio del Sur, se encuentra el valle de Caujerí.