Una historia de amor y combate

Guantánamo.- Hace 90 años, un 4 de junio de 1928, por vez primera quedaban solos en la redacción del periódico El Machete, dos seres excepcionales de la historia latinoamericana. Desde el primer instante confluyeron sus ideas políticas con la atracción carnal sentida, y en un cuartico, al que llamaban El Archivo, sus cuerpos se fundieron para amarse intensamente. 

Él, Julio Antonio Mella Mc Partland, líder revolucionario y antiimperialista cubano a quien por su físico,  singular belleza mestiza y temperamento rebelde llaman “El Tigre”. Ella, la fotógrafa y luchadora antifascista italiana  Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini, conocida como Tina Modotti.

Es en el México de 1928, durante la formación en apoyo a los anarquistas Sacco y Vanzetti, el momento en que los jóvenes se conocen, cuando aún Tina era esposa del revolucionario mexicano Xavier Guerrero, quien el año anterior había marchado a Moscú.

Desde las primeras miradas, sonrisas y besos ocultos pudo más el amor, surgido entre Mella y Tina que los compromisos sociales de la época. La pareja parecía que se conocía desde toda una vida. Ellos sencillamente estaban hechos el uno para el otro y así se lo demostraron.

Así lo expresa la correspondencia de Mella a Tina:

“Mía Cara Tinissima:

Puede ser que para ti fuera una imprudencia el telegrama, pues estás acostumbrada a llenarte de asombro por todo lo que hay entre nosotros. Como si fuera el crimen más grande el que cometemos al amarnos. Sin embargo, nada más justo, natural y necesario para nuestras vidas. (…)Te quiero, serio,  tempestuosamente. Como algo definitivo”.

Así como la decisión de la artista cuando escribe a su esposo Guerrero y le anuncia la ruptura de la relación porque “he conocido a un hombre maravilloso…”. 

Pero el  amor, la vida en pareja les duró poco. El 10 de enero de 1929, en una calle de Mexico, sicarios al servicio del dictador Gerardo Machado, asesinaban, ante la mirada inquietante y triste de Tina Modottí, a Julio Antonio Mella, quien en el último hálito de vida le confesó a su amada “Muero por la Revolución”.

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