Un asunto de todos: la disciplina

Un asunto de todos: la disciplina (foto tomada del blog Desde este lado de la isla)Guantánamo.- En Guantánamo muchas personas se quejan ante  la impunidad que gana fuerza en casi todas las actividades, incluyendo servicios priorizados, pese a la voluntad estatal por hacernos más llevadera la vida a los cubanos

Mala calidad de las ofertas, peloteo, ausencias, impuntualidad,  irrespeto al tiempo ajeno, robo al consumidor… todos sabemos a qué nos referimos.

Lamentablemente tampoco es ideal el accionar de quienes deben hacer cumplir la disciplina, y eso es lo que motiva mi comentario, pues no siempre con la aplicación de medidas a los infractores, si se les aplica,  se paga el mal que hicieron.

Disciplina, según el Diccionario Cervantes, es regularizar los actos, pero si vamos  a la sociedad toda, estamos hablando del acatamiento consciente de las instrucciones, salariales, financieras, contables, tecnológicas, de seguridad y protección del trabajo; del estricto cumplimiento de las normas de consumo,  de las normas de convivencia social, ahorrar recursos materiales, financieros y humanos…

Disciplina es también sinónimo de calidad y excelencia de los servicios, lo que es igual a expresar el que nos brindamos nosotros mismos.

Hablamos de aquello que debe expresar la voluntad de los trabajadores, de la comunidad,  para acometer las tareas productivas, políticas, de la defensa y servicios que plantea nuestra  sociedad.

Pero, analicemos,  a quienes conviene vivir en la indiferencia ante el cumplimiento del orden, la disciplina, la exigencia, ¿quiénes se benefician con el desorden?, ¿a quiénes hay que aplicar medidas para beneficio de los ciudadanos dignos?, ¿somos todos y cada uno de nosotros los infractores?, ¿qué sucede con este valor cívico?

El período especial nos heredó más de tres lustros de indisciplina laboral, administrativa y social, no hay por qué negarlo.

Por eso vale más  ahora reflexionar al respecto, y decidirnos a participar todos en el rescate de este valor, principalmente desde la formación de las nuevas generaciones.

A nadie mejor que a nosotros mismos conviene vivir en orden, disciplina y exigencia. Exijámonos y exijamos eso.

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