¿Quinceañeras o vedettes?

Guantánamo.- Tras la mirada, nos reconocimos enseguida. Ya no somos las adolescentes de hace 30 años. El abrazo y el intercambio hicieron que el recuento trazara pautas de lo que el destino arrastró por caminos diferentes y ahí llegó el interrogatorio: “¿Dónde has estado estos años?” “¿Te casaste?” “¿Dónde trabajas?”, “¿Tienes hijos?”… Entonces abrió la cartera y me enseñó el álbum de fotos de “los quince” de su hija.

Es muy linda – dije mientras hojeaba el cuadernillo-  sin embargo, entre las fotos no estaba la adolescente inquieta, que yo era profesora y entonces fuera mi alumna mientras cursaba el séptimo grado, sino una caricatura de corista con rasgos de dama antigua, o tal vez un modelo de revistas de vanidades.

Las fiestas de 15 en los hogares donde habita alguna adolescente constituye un tema ampliamente debatido en nuestro país, pues posee tela por donde cortar y aristas miles para polemizar. Mas quisiera a través de este comentario reflexionar en torno a las fotos de las quinceañeras.

Defensores de estas fiestas, abrazan el criterio de que las fotos constituyen el resultado final del intento de atrapar el momento en que las muchachas poseen una belleza natural, sin dudas, irrepetible. Otras personas, por su parte, la consideran totalmente ostentosas e incluso, alegan que la familia, en muchos casos, hace sacrificios increíbles para pagar el vestuario, alquiler de locaciones, salidas de la provincia, fotógrafos, videos y todo cuánto se le ocurra a la competencia del momento…

Sin embargo, ¿qué les enseñamos a las adolescentes, que están en tan importante momento de su vida, cuando las hacemos retratar envueltas en una toalla simulando la salida del baño, o imitando a una vedette de los años cincuenta tratando de esconder su cuerpo tras una pamela, grandes y rosadas plumas,  o lo peor, mostrando el pecho semidesnudo apenas cubierto por algún atuendo?

Soy del criterio de que esas fotos, poses donde además,  encontramos a las muchachas encaramadas en un auto, al lado del artista de moda, o simulando algún desfile de una escuela de zamba,   tan fuera de lugar en nuestro contexto, puede traer consigo que muchas de ellas luego se avergüencen o sientan que han hecho el ridículo delante de quines hojearon su cuadernillo.

Sé que en muchos lugares el álbum de fotografías de la quinceañera se ha convertido en una moda, y más que eso, en una competencia para saber cuál es o no el más voluminoso o el más lindo, también conozco de la influencia que ejerce el grupo sobre las conductas de los adolescentes. Sin embargo, las modas vienen, se van y las diseñan los hombres, por tanto están sujetas a cambios favorables por un sin número de razones.

Si es usted de los que defienden a capa y espada las fotos de 15, hable con su hija y proponga agarrar, a través del lente de la cámara, la satisfacción, la dicha y la pureza del cuerpo hermoso de una quinceañera, que para ser linda no tiene que parecerse a nadie y mucho menos exhibir disímiles vestidos pomposos.

 

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