Optimismo en la industria del valle de Caujerí, en Guantánamo

Guantánamo.- El optimismo anima la labor de los 74 trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Valle de Caujerí,  principal zona hortícola de la provincia oriental de Guantánamo.

Un mes y medio después de estar procesando tomate, la industria construida allí por el Gobierno revolucionario obtiene cada día más de 10 toneladas de pasta de alta calidad y acumula cerca del 60% del plan de 775 previsto en la actual cosecha.

“Tenemos la posibilidad real de cumplir con esa producción”, explica Osmany Cantillo Elías, el joven Licenciado en Informática que comenzó allí como operario y es el actual director.

Sería la primera vez que la fábrica logre el resultado, esquivo por diversas razones desde su puesta en funcionamiento en enero de 2013. En la primera temporada sufrió una rotura imprevista que la paralizó varios días y en las siguientes no le llegó toda la materia prima contratada a las cooperativas campesinas del lugar.

El peor momento fue la cosecha de 2015 cuando obtuvo 378 de las previstas 864 toneladas de pasta concentrada del 28 al 30%. Aunque sobrecumplió la elaboración de pulpa de mango, el mal resultado del tomate afectó los ingresos de los trabajadores.

Se fueron varios de los que habían sido calificados para operar a la industria por la sofisticación de la tecnología italiana con que está dotada, capaz de procesar de forma aséptica 5 toneladas de tomate por hora y una cantidad algo mayor de mango.

La mejoría registrada el pasado año, en que el colectivo logró 659 de las 858 toneladas de pasta e hizo la pulpa comprometida con otras industrias de la Empresa de Conservas, junto a la aplicación de un sistema de pago más justo con la Resolución No. 6 /2016 del Ministerio de Trabajo Seguridad Social, estimularon el regreso de algunos.

Uno es el ingeniero Olider Méndez Galardy, ahora el especialista principal de Mantenimiento, quien achaca los resultados de la fábrica a la preparación de los equipos de la línea de producción antes de iniciar la cosecha y las estrictas labores de cuidado y limpieza que reciben al concluir los dos turnos de trabajo, de 10 horas, programados por día.

“Es lo que nos está permitiendo este mes aprovechar la línea a su capacidad de diseño, en vez de las 87 toneladas que se planificaron moler por día”, señala. Méndez reconoce que otro elemento importante es la garantía que tienen en el suministro de frutos frescos.

Rumbo al cumplimiento

Durante febrero, en el valle de Caujerí deben acopiar más de 5 mil toneladas de la solanácea, la mitad de lo concebido acopiar en toda la cosecha. Están contratadas entregar a la industria 2 255, sin embargo están recibiendo no menos de 100 en cada jornada por la cantidad de tomate que recogen las cooperativas.

“Tuvimos que habilitar un turno de trabajo los domingos para usar todo el tomate que nos traen”, dice Osmany, el director de la UEB. Por su parte, Liudmila Matos Games, la especialista principal de Calidad, asegura que los productores están entregando frutos idóneos para procesar en la fábrica, es decir, maduros y con buena coloración. “Los contratos con los suministradores especifican que el contenido de sólidos solubles debe ser nunca inferior al 4% y muchas veces alcanza los 4,5”, afirma.

Matos agrega que eso se refleja en la producción de una pasta de alta calidad, no solo en concentración, sino también en textura, coloración y sabor, que la hace comparable a las que el país importa para elaborar sopa, salsas y puré con destino a las Tiendas Recaudadoras de Divisas y el mercado de la red minorista en moneda nacional.

Las 775 toneladas que producirá en la temporada la UEB Valle de Caujerí serán transferidas con tal propósito a otras fábricas de la Empresa de Conservas. El buen funcionamiento de la fábrica, junto a la calidad y cantidad de la materia prima, permiten que la industria obtenga una tonelada de pasta de tomate concentrada, utilizando alrededor de 7,7 toneladas de tomate, en vez de las 8,33 normadas.

Tal eficiencia industrial y la entrega de las 6 455 toneladas de tomate contratadas a las 11 formas productivas de lugar, no solo garantizarán el inédito cumplimiento del plan de producción de pasta, sino hacerlo además con alguna cantidad extra, según avizora Osmany Cantillo Elías, el director. “Si nos dan la materia prima, cumplimos”, sentencia.

Justificado entonces el optimismo que prima entre los trabajadores de la UEB, conocedores de que el éxito favorece a sus bolsillos y a la economía nacional, necesitada de que la fábrica contribuya a amortizar las cuantiosas inversiones del Estado cubano en ese emporio hortícola de la provincia de Guantánamo.

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