Ya se conoce que la Asociación Internacional de Boxeo (Aiba) asignará premios en metálico a los medallistas del campeonato mundial que comienza el 24 de octubre en Belgrado.
La noticia genere lógicas expectativas porque será la primera justa de ese tipo dotada de “moneda dura” y las cifras resultan apreciables: 100 mil, 50 mil y 25 mil dólares para los dueños de oro, plata y bronces, en ese orden.
Cuba, el país más laureado en tales escenarios, no escapa a los impactos del anuncio, dadas la posibilidad de que varios de sus hombres escalen al podio poco después de alzar cuatro cetros y un tercer lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
La Isla cuenta con una política que desde hace años permite gestionar esos ingresos totalmente destinados a atletas, entrenadores y otros especialistas estrechamente vinculados a los desempeños que los originan, y aplaude iniciativas que generen bienestar.
Pero el Bloqueo Económico, Comercial y Financiero sostenido por Estados Unidos suele convertir en calvario lo que otros resuelven con simples transferencias bancarias, y está lamentablemente demostrado que en nuestro caso no es lo mismo ganar dinero que disponer del mismo.
Ello quiere decir que, contrario a toda lógica, la decisión de la Aiba también despierta incertidumbres en la Isla, porque la hostilidad de esa política no tiene espacios para las excepciones, ni siquiera tratándose de un universo tan noble como el deportivo.
Los que se niegan a reconocer sus impactos debían preguntar a Andy Cruz o Roniel Iglesias qué significa saber que un premio conquistado a pura entrega pudiera no beneficiarles o pasar por un largo período de espera, condicionado por trabas inimaginables para sus rivales.
Las respuestas han sido dadas entre las cuerdas, sobrepuestos a limitaciones de ese y otro tipo, pero nada justifica el irrespeto de que son víctimas como fruto del terror de los bancos ante operaciones con cualquier institución cubana, incluso no gubernamentales.
Quien lo dude sepa que para darle alguna utilidad la Federación Cubana de Beisbol necesitó radicar en la cuenta bancaria de la federación internacional más de un millón de dólares provenientes del derecho de formación de atletas contratados en Japón, porque la persecución financiera le impidió ingresarlos en la suya.
Y añada, por solo apelar a otro caso, que idénticas razones imposibilitaron a la Asociación de Fútbol de Cuba ingresar 887 mil 513.78 dólares acumulados desde 2014 por conceptos que van desde premios hasta los proyectos One Concacaf, que han significado nada menos que 452 mil 453.00.
Ejemplos hay muchos, aunque los defensores del Bloqueo insistan en negarlos, afianzados en la desfachatez con que desoyen a la comunidad internacional y hacen que una iniciativa como la aprobada ahora por la Aiba llegue a Cuba con mezcla de alegría y preocupación.
Fuente: Jit