Guantánamo.- La decisiva contribución de la mujer rural, incluida la indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y en la seguridad alimentaria, sirvieron de base a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para instituir el 15 de octubre como el Día de la Mujer Rural.
Ellas desempeñan un papel fundamental en la producción de alimentos que va desde el trabajo en el campo con los cultivos hasta el cuidado del ganado o la conducción de un tractor, todo eso aparejado al cuidado del hogar: los niños, los ancianos, el esposo, los enfermos… Sin embargo, no es reconocido lo suficiente.
Estudios señalan que la mayoría de las personas pobres del mundo son mujeres, ellas tienen la abrumadora responsabilidad de alimentar a hombres, niños y a ellas mismas. Cultivan, cosechan, cazan o pescan los alimentos para la familia, llevan agua y leña al hogar, pese a ello, son las últimas que tienen acceso, si se los dan, a los recursos, a la capacitación y a los préstamos financieros.
No en pocos países su condición empeora, los hombres emigran hacia las ciudades en busca de mejores condiciones de trabajo y de vida, dejando a las féminas con el peso de criar a sus hijos y ocuparse de la tierra. Hoy en día en algunas regiones de África, por ejemplo, el 60 por ciento de las familias están a cargo de las mujeres.
La ONU ha señalado la importancia de otorgarles mayores oportunidades a las mujeres, quienes poseen la misma capacidad que los hombres para el trabajo en la agricultura y donde su activa participación podría reducir el número de hambrientos a nivel mundial.
En Cuba, donde más de 200 mil féminas están vinculadas al sector agropecuario, se continúa trabajando para eliminar vestigios de la diferencia de género y ellas tienen los mismos derechos y obligaciones que los hombres, participan en todos los sectores y a todos los niveles de la vida económica, política, social y cultural del país.
En la actualidad, más del 40% de los integrantes de la Asociación de Técnicos Agrícolas y Forestales (ATAF) son mujeres. Desde 2007 esa organización trabaja la perspectiva de género con énfasis en el necesario cambio de la mentalidad con respecto al desempeño del mal llamado sexo débil en puestos de trabajo no tradicionales como el de operarias, obreras agrícolas, ordeñadoras de animales, administradoras de granjas y cooperativas, por solo mencionar algunos.
También como una vía para reconocer el quehacer de este sector poblacional en la producción de alimentos, se implementó el Premio Anual a la Excelencia y al Trabajo de la Mujer Productora.
En Guantánamo se ejecuta el Convenio de Soberanía Alimentaria y Desarrollo Local, proyecto que tiene entre sus líneas de trabajo la equidad de género orientada, fundamentalmente, a la mujer rural y que incluye al municipio cabecera además de Niceto Pérez y Yateras. El rescate de fiestas tradicionales y el apoyo a proyectos socioculturales también forman parte del programa.
Se trabaja de conjunto con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el resto de las organizaciones participantes en el proyecto y sobre todo con los gobiernos locales en contribuir al empoderamiento de las mujeres, pues tener acceso a la tierra y ser dueño de ella en igualdad de condiciones con los hombre, es un derecho que la gran mayoría en el mundo no puede ejercer.