Guantánamo.- Ya se está jugando la semifinal oriental entre Granma y Las Tunas, correspondiente a la Serie nacional para menores de 23 años, y es momento oportuno para repasar la actuación del equipo de Guantánamo que finalizó, nuevamente, en el sótano.
Ojeada al sub-23 de Guantánamo
Los aficionados del Guaso quedaron alarmados ante algunas estadísticas que, en números rojos, resaltan y amenazan con arañar el futuro de nuestro querido deporte nacional, en el territorio más oriental del archipiélago cubano.
Es alarmante ver a esta camada de muchachos jóvenes, que muy pronto podrían serán regulares en el equipo provincial, con tantas fallas e incertidumbres sobre los terrenos de béisbol. Los datos recopilados del sitio béisbol cubano hablan solos.
La actuación de los lanzadores del Guaso, por ejemplo, merece un solo calificativo, desastroso. Bastarían algunos números para evidenciar la afirmación anterior: 7.72 promedio de carreras limpias por cada 9 entradas; 200 bases por bolas otorgadas; 327 de average de los bateadores contrarios.
No obstante, en otro aspecto importantísimo, al defensa, las estadísticas igualmente son espantosas. Un pobre average defensivo de 944, al cometer la friolera de 84 errores en 31 juegos, un promedio de más de 2 pifias por encuentro. Inaudito.
El otro factor determinante en un equipo de béisbol, la ofensiva, también concluyó con números nada halagüeños para la selección de Guantánamo. Apenas se bateó para 245, con solo 4 cuadrangulares conectados. Lo cual indica que en ese apartado las cosas no están ni siquiera regular.
La realidad indica que nuestro equipo, donde sus lanzadores regalan 6.51 boletos por partido, fildean para 944 de average, y conectan un cuadrangular cada 291.66 veces al bate, piden a gritos una revisión de los métodos de trabajo de nuestros técnicos y especialistas.
El tema tiene mucha tela por donde cortar. En Cuba, en Guantánamo, en cualquier comunidad del llano o la montaña, hay un jugador de beisbol en potencia, la materia prima está ahí, está viva esperando por especialistas que los descubran y lo preparen.
El beisbol es parte intangible de nuestra cultura e identidad. No podemos darnos el lujo de que decaiga ni un ápice por malos trabajos y pensamientos obsoletos. Urge cambiar métodos, estilos y entrenadores.