Guantánamo.- Llegó el verano y con ello, en toda Cuba, casi todos los jóvenes están disfrutando de sus merecidas vacaciones. No sé si usted coincide conmigo, amigo lector, pero con frecuencia he escuchado criterios a cerca de este grupo etareo que conviven adultos y hemos coincidido en que la frase de que “cada joven se parece más a su tiempo”, encierra una gran verdad.
Si desempolvamos 25 almanaques, nos percataríamos de que de ninguna manera en aquellos años, un estudiante de preuniversitario u obrero se dibujaba el cuerpo, se colocaba un piercing, se rasuraba todo el cuerpo, o sencillamente fumaba en frente de sus padres. Claro, eran otros momentos y había mucho respeto hacia la familia, a pesar de que en todo momento, estábamos apresados por la moda.
No soy de las que cree que un tatuaje, un piercing en algún lugar, un hombre que lleve el cabello largo o un rapado de cabeza, definen la personalidad de una muchacha o un joven, estas son sencillamente modismos. Por tanto, apariencia física a un lado, los jóvenes cubanos se distinguen por los valores y la cultura asimiladas en el curso de la vida.
Y es aquí donde la familia desempaña un rol fundamental como célula comunitaria de la sociedad, pues es la primera referencia para cualquier ser humano. Y siempre fue así, pues antes de existir las clases sociales, aparecieran las naciones y se concibiera cualquier tipo vínculo humano, ya el hombre necesitaba vivir en comunidad.
Las primeras normas de conductas vinculadas al comportamiento de los individuos y en una adecuada relación de respeto, se adquieren en el seno familiar. Es en la convivencia donde se forman las primeras nociones culturales y estéticas, valores asumidos desde las edades tempranas y luego se van incrementando a llo largo de la vida como un proceso lógico y natural de identificación con su medio social inmediato.
La familia desempeña un rol fundamental en el desarrollo de las concepciones en torno al estudio y al trabajo. En tal sentido, los padres ejercen la mayor influencia, seguido del ámbito escolar. Sin embargo, no hay dudas de que mientras un grupo, generalmente femenino está en las universidades, otro prefirió incorporarse a la vida laboral.
Lo importante no es imponernos a modas y costumbres determinadas de una epoca determinada. Hay que valorar la espontaneidad de los adolescentes y jóvenes, conocer sus retos y saber que todo les parece nuevo porque sin serlo, se ensayan como adultos.
Debemos de aceptar, educar y persuadir a nuestros jóvenes en los valores sociales que impone la vida en comunidad, estoy segura de que entenderán las explicaciones que le des. Es complejo, pero no dificl, recuerda siempre que cada joven se parece más a su tiempo que a sus padres…
Licenciada en Español – Literatura. Periodista. Profesora Asistente. Habilitada en guión y realización de programas de TV. Editora del sitio digital de la televisión de la provincia de Guantánamo. Bloguera y activista de las Redes Sociales