La pelota tiene arsenal para un Cuba competitivo

Regresan, aun sin el último out de la temporada, los atractivos y enigmáticos debates sobre quiénes serán los jugadores del próximo equipo Cuba, ese que tendrá la difícil misión de conseguir el boleto olímpico a los Juegos de Tokio. Y, por supuesto, no se quedan atrás los debates sobre el posible director de esa encomienda.

Despertaron las opiniones al darse a conocer que en el venidero junio se realizarán los dos certámenes preolímpicos, en Florida, donde competirá la selección nacional, y en Taipéi de China, última parada mundial en pos de la ansiada presencia en la urbe japonesa.

Pese a la larga y accidentada campaña en casa, debido a la COVID-19, llegamos a este momento en una condición diferente. Soy de los que piensa que hoy Cuba cuenta con una amplia cantera, entre jóvenes y experimentados peloteros, para enfrentar con éxito el reto que significa ir a un torneo, cualquiera sea el nivel, y ganarlo, pues de eso se trata, de cara a la clasificación olímpica.

La 60 Serie Nacional ha sido la gran aportadora a esa alacena de jugadores con posibilidades de vestir el uniforme de las cuatro letras. Lo reñido de su etapa clasificatoria en busca de los ocho elencos de la postemporada, y luego las fases de play off, con la ilimitada entrega de los protagonistas, ponen a los técnicos en un escalón cualitativamente superior, a la hora de seleccionar.

Un simple ejercicio, oteando el horizonte que nos ha dejado, tanto la lid a domicilio, como las participaciones en varias ligas profesionales, nos arrojó 77 nombres que pueden aparecer en las franelas cubanas, de ellos 31 son lanzadores. No voy a decir nombres, la afición conoce santo y seña de cada uno de sus ídolos, pero sí podemos afirmar que, en casi todas las posiciones, por fortuna, elegir será un dolor de cabeza, bienvenido, por demás.

En la inicial hay cinco con todas las condiciones para desempeñar el rol; en la tercera base, seis tienen todas las prestaciones; y alrededor de la intermedia encontramos una población de 15 hombres, siete custodios de ese cojín, y ocho en el campo corto. En los jardines contamos con 15 patrulleros con respuestas ante cualquier exigencia; en la receptoría, a nuestro juicio la menos dotada con la calidad de antaño, podrían ser seis los candidatos. En todos hay nivel defensivo y ofensivo, tanto en fuerza, como en tacto y velocidad. La treintena de lanzadores cubren todas las funciones, abridores, acomodadores y cerradores. Están los supersónicos, los que se distinguen por los envíos rompientes y aquellos que poseen brazos acostumbrados a grandes cargas de trabajo.

Hace mucho tiempo que nuestro béisbol no contaba con ese abanico de posibilidades y, aunque una selección no es un equipo todos estrellas, pues necesita responder a un espectro amplísimo de demandas ante un vasto y disímil entramado táctico, lo cierto es que tenemos las bases para armar una escuadra sin fisuras.

¿El director? Hemos dicho otras veces que esa ha de ser una responsabilidad única, no compartida con otra, como la de dirigir en la Serie Nacional, pero hoy lo mejor lo tenemos disputando el trofeo de campeón de Cuba.

Tomado de Granma

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