La firma del traidor

Guantánamo.- Este 16 de febrero se cumplirán 114 años de la firma por el primer gusano-yanqui de la historia, Tomás Estrada Palma, en el carácter de “presidente” de la República enyugada al Tío Sam por la Enmienda Platt, del Convenio de Bases Navales y Carboneras que dio lugar a la ilegal base naval en Guantánamo.

Una semana después, en Washington estampó su rúbrica el presidente norteamericano, Theodore Roosevelt, el hombre que practicó lo que dijo: “speak softly and carry a big stick, you will go far (habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos).

El carácter injerencista del “convenio” afloró desde sus primeras palabras:

“Artículo I.- La República de Cuba arrienda por la presente a los Estados Unidos, por el tiempo que no necesitare y para el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las extensiones de tierra y agua situadas en la isla de Cuba que a continuación se describen:”

Don Tomás obedeció al Artículo VII del apéndice impuesto a la Convención Constituyente que dio origen a la tullida Constitución de 1901, la segunda gran muestra de su absoluto servilismo a Washington.

La primera fue cuando como delegado del Partido Revolucionario Cubano, en sustitución de José Martí ya caído en Dos Ríos, traicionó el sentimiento anti-imperialista del Héroe Nacional y cortejó a corporaciones que representaban el expansionismo yanqui, obsesionado por lograr el reconocimiento de EE.UU de la beligerancia de los cubanos.

Otra manifestación del espíritu lacayuno de Tomás Cirilo José de la Caridad Estrada y Palma fue cuando en 1906 solicitó la segunda intervención militar norteña en Cuba, por la Guerrita de Agosto.

La historia de la firma del espurio convenio había nacido mucho antes de aquel 16 de febrero de 1903.

Quien desee conocer con detalle la sordidez respecto a Cuba con que actuó Estados Unidos casi desde su fundación, le recomendamos lea las Reflexiones tituladas “El imperio y la isla independiente”, escritas por Fidel Castro, en agosto de 2007. Disertan sobre el tema.

“La historia de Cuba en los últimos 140 años es la de la lucha por preservar la identidad e independencia nacionales, y la historia de la evolución de Estados Unidos, su constante pretensión de apropiarse de Cuba y los horrendos métodos que hoy utiliza para mantener el dominio del mundo”, señaló en ellas el líder histórico de la Revolución cubana.

En diciembre de 1903 comenzó la usurpación oficial del territorio cubano que ocupa la ilícita base naval de la US Navy en la bahía de Guantánamo.

Decimos oficial porque desde junio de 1898 fuerzas yanquis al mando del entonces capitán de navio McCalla ocuparon la entrada de la rada, con apoyo decisivo de mambises guantanameros, para convertirla en punto de apoyo al cerco naval a Santiago de Cuba, durante la guerra hispano-cubano-norteamericana.

Lo que ocurrió después es harto conocido. En la seudorrepública sirvió para intervenir en los asuntos internos, en apoyo a los gobiernos lacayos.

Tras el triunfo de la Revolución constituyó un foco de amenaza, provocación y violación de la soberanía de Cuba. Como expuso Fidel en sus Reflexiones, en el período comprendido entre 1962 y 1996 en la zona limítrofe con el enclave se registraron 6 345 violaciones aéreas, 1 333 violaciones navales y 610 violaciones territoriales.

Triste resultado de ellas son los asesinatos de Ramón López Peña y Luis Ramírez López, muy jóvenes soldados de la heroica Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo.

Por su parte, el Gobierno Revolucionario ha denunciado la ocupación ilegal de esa porción de nuestro territorio, desde el mismo triunfo de enero de 1959.

Su devolución será una permanente exigencia del pueblo y el Gobierno cubanos a los EE.UU. en la normalización de sus relaciones con la Isla digna e independiente, a pesar de que la directiva presidencial del 14 de octubre de 2016, suscrita por Barack Obama, pretenda perpetuar su existencia, doblemente vergonzosa por contener un campo de concentración donde se violaron flagrantemente los derechos humanos de cientos de secuestrados, incluidos niños, bajo la supuesta sospecha de ser terroristas.

“El Gobierno de los Estados Unidos no tiene intención de modificar el tratado de arrendamiento vigente y otras disposiciones relacionadas con la Base Naval de Guantánamo, que permite a los Estados Unidos mejorar y preservar la seguridad regional”, afirma con todo soberbia el documento.

Hace más lamentable la decisión del ex-presidente tomar como base a la firma hecha por un traidor hace 114 años.

 

 

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