La cuarta dimensión de Sara Soto

Escritora Sara SotoEl reloj se ha detenido en Baracoa, la villa más antigua de la isla de Cuba. La ciudad escudada por verdes montañas sólo permite mirar hacia el azul del océano, esperando algo que aún no ha llegado, o despidiendo a alguien que acaba de partir.

Así reseña Amazon.com el libro La Cuarta Pared, de Sara Soto, para sugerir esperanzas y desencuentros de la escritora mientras hurgaba en un tiempo sin nombre, pero llevado en la piel.

 “Tenía que ir tras los pasos de mis ancestros, incluso, mucho antes de que ellos mismos arribaran hasta este punto del mapa cubano”, expresa por su lado la autora, ya convencida de que había hecho el viaje más intenso y urgido de su vida.

Sara Soto estaba en tierra mágica, en un lugar que contribuyó a que narrara con un realismo que le ha sumado no pocos lectores, y una crítica que le asienta.

RadioBaracoa localizó a la autora, y tuvo una entrevista.

¿En qué momento sintió que debía escribir La cuarta pared?

“Desde muy chica he escrito, mi primera novela la hice con 13 años, cuando cursaba el noveno grado y vivía en La Habana. Recuerdo la obra como un cuento tipo Harry Potter, la envié a un concurso literario y la incluyeron en un encuentro a nivel regional.

Siempre quise escribir una novela sobre la vida y lucha de mis ancestros, en especial mi abuelo materno, pero carecía de tiempo, hasta que la vida misma se ocupó de dármelo. En el 2013 fui diagnosticada con cáncer de mama. Pensé que se me terminaba todo y sabía que debía dejar algo escrito para las nuevas generaciones, en especial los nacidos en el extranjero, que conocieran y respetaran sus raíces.

Cuando fui prescrita, una de mis grandes sorpresas fue escuchar que tenía un tumor típico de la mujer judía. El doctor me aseguró que sangre hebrea corría por mis venas . Entonces entendí que “alguien” mucho antes de yo nacer había comenzado a escribir el libreto de mi vida. Bajo quimioterapia, varias operaciones y sintiéndome muy mal físicamente, fui tras mis ascendientes, a buscarlos y entenderlos.

Mi corazón se abrió, dejé guiar mi mano, comenzó la magia. Por cosas inexplicables la narración me llevó a la raíz, a Baracoa, sitio que casi no recordaba. Fui tejiendo cada recuerdo, investigando, imaginando, entrevistando a los mayores aún vivos y creo que copiando lo que mis ancestros no vivos quisieron contarme. Asi nació la novela”.

¿Cómo concibió su libro?

“La Cuarta Pared en teatro, es la pared invisible que separa al actor del espectador. Para mí, la Cuarta Pared se convirtió en otra dimensión. Mientras mi débil cuerpo sanaba, pasé dos años sumergida en un mundo fantástico, escuchando los murmullos de los taínos, los conquistadores, las voces de mis tatarabuelos, y los habitantes de una Baracoa lejana.

En el 2014 creí haber terminado el libro. Pero le faltaba una pieza al rompecabezas y era regresar a la primera de las villas cubanas. Oír, oler, comer y caminar por donde caminaron ellos y así tranquilizar mi alma . En la primavera del 2015 regresé a Baracoa, encontrándome con mucho más de lo que creía… Para mí fue un despertar espiritual, traspasé literalmente la Cuarta Pared y regresé adonde vivo plena, con seis capítulos más de mi novela. Entonces pude ponerle FIN.

Aunque su viaje a Baracoa lo dictara el sentimiento, ¿no temió quizás desorientarse?

“Yo fui a Baracoa por decisión propia, ya que mi obra estaba escrita a distancia y un escritor debe conocer muy bien el sitio que describe. Al llegar a mi destino descubrí que el lugar había estado muy cerca de mis narraciones, excepto en el físico de los descendientes de aborígenes que aún transitan por allá. En mi día cuatro en Baracoa pude, sin proponérmelo, traspasar la Cuarta Pared.

¿Cuánto fue su obra la que necesitaba escribir?

“Era una historia de amor que tenía que contar. El amor más allá de la muerte, el amor que nos une a todos los nacidos en esa tierra que es Cuba”.

¿Qué puede haber significado Baracoa en usted, más allá de un puente en la mística?

“Te confieso que regresar a Baracoa ahora mismo me daría nostalgia, ya que mi compañera de aventuras, la persona que me ayudó a conocer más sobre los taínos, traspasó la Cuarta Pared y dejó un vacío en mi alma.

En el libro podrás leer sobre Ania Legra, que estuvo muy cerca de  este proyecto y se fue inesperadamente con 34 años,  como si tuviera prisa por ir al encuentro de sus ancestros. Murió un año después de estar juntas en Baracoa, de reír, de nadar en los ríos, hacer planes a futuro, ¡y a mí me duele el corazón que no esté! Ahora sus cenizas descansan en el cementerio de esa ciudad y me faltan fuerzas para despedirme de ella frente a su tumba”.

Como sobreviviente a su novela, ¿qué le satisface del libro?

“La novela se publicó a través de una plataforma mundial, llegó a varios países y ocupó primeros lugares de venta. A través de ella  encontré familiares que no conocía, aunque mi mayor satisfacción ha sido que personas de Colombia, México o España ahora quieren conocer a Baracoa.

Sin embargo, añoro algo, ver mi libro publicado en mi propia Isla, y lo lograré”.

¿Por qué esa seguridad?

“Vencí la enfermedad, luego vencí varias secuelas del mal y escribí una segunda novela titulada Carmen y los Secretos de la Isla Mística,  inspirada en Carmen, la curandera de Duaba .

Cuando uno ha logrado vencer grandes batallas, todo es posible, y publicar mi libro en cuba es algo que orgánicamente ocurrirá en su tiempo y momento”.

¿Sería posible también que retornara al lugar que la arrastró al final de su “aventura” literaria?

“Claro que regresaré pronto a Baracoa. Por el momento en diciembre estaré en Cajobabo con Alejandro Hartman, en un taller para compartir y aprender más sobre los taínos.

Sé que estaré extrañando a Ania, ella era antropóloga y amante de la cultura taína. Su presencia estará allí conmigo, pero aún no puedo llegar a Baracoa sin ella a mi lado. Por supuesto las tendré, más adelante”.

Creo que Baracoa y usted se deben.

“Baracoa es la tierra de mis ancestros, tanto por parte de padre que de madre. Mis verdaderos apellidos son Ortega del Río. Desde mis bisabuelos todos nacieron, crecieron, amaron y muchos murieron allí, están enterrados en ese suelo.

Por parte de padre estuvieron con Martí en su camino de gloria por la antigua jurisdicción de Baracoa. Fueron mambises. Yo fui la única nieta que nació en la actual Baracoa, y crecí allí hasta los seis años. La llevo en el ADN.

La Cuarta Pared me hizo redescubrir algo que tenía dormido y sin embargo corría por mis venas. Me falta traspasar paredes, lograr otras metas, seguir honrando a mis ancestros y abrazar a personas como tú, que también me has conocido gracias al libro, y me has abierto el corazón”.

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