Guantánamo. – La necesidad de impulsar el deporte como derecho del pueblo siempre estuvo entre los marcados intereses de la naciente Revolución cubana. Su líder, Fidel Castro Ruz, participó activamente en el proyecto que llevó a Cuba a convertirse en potencia deportiva internacional.
No se conformó en concebir y apoyar aquellas ideas. Fidel se convirtió en un activo protagonista, incentivando la construcción de nuevas instalaciones en todos los rincones del país, creando condiciones para la superación de atletas y entrenadores.
Mucha epopeya escribió en todos estos años. Entre ellas vale recordar la del Cerro Pelado o la defensa de los atletas acusados de dopaje en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999.
El deporte encierra momentos especiales para evocar siempre a Fidel en toda su dimensión como estadista, guía imprescindible e irrepetible, comprometido con su pueblo. Siempre estuvo al tanto de los resultados nacionales e internacionales de los deportistas.
Jamás se podrán olvidar los encuentros con las delegaciones o atletas que regresaron victoriosos a la Patria, con sus medallas, con la dignidad en alto, con la sonrisa o el llanto por sus actuaciones internacionales.
Entre muchos momentos resaltan sus encuentros con el legendario boxeador, Teófilo Stevenson; el Elegante de las pistas, Alberto Juantorena; las espectaculares Morenas del Caribe del Voleibol, o con los peloteros al regreso de sus torneos internacionales.
De igual manera su amor por el béisbol, nuestro deporte nacional, fue apasionante. Lo practicó, lo siguió a todos los niveles, propició que se jugará en todos los rincones del archipiélago para convertirnos es una potencia beisbolera.
Las decenas de medallas de oro, plata y bronce alcanzadas por los atletas cubanos en Juegos Olímpicos, Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos, Centroamericanos y del Caribe, entre otros, llevan consigo el grano de oro que le imprimió el eterno Comandante en Jefe de la Revolución cubana.