Eterno reconocimiento (+ Video)

En el Día de la Medicina Latinoamericnana: Eterno reconocimientoGuantánamo.- Hoy es el Día de la Medicina Latinoamericana y del trabajador de salud en Cuba, digno reconocimiento a Carlos J. Finlay, ilustre médico cubano nacido en esa fecha en 1833 quien descubriera al agente transmisor de la fiebre amarilla, visionario descubrimiento que lo hace merecedor de honores no solo en nuestro país, sino en el mundo.

Es esta además ocasión en la que de manera particular se evoca a los miles de hombres y mujeres que de una forma u otra inciden en el bienestar de millones de personas, tanto dentro como fuera de la isla.

Profunda e indiscutible es la huella dejada por nuestros profesionales de la salud entre los más necesitados de África, América Latina y Asia, desde 1963, cuando llegó a Argelia un grupo de 29 médicos, cuatro estomatólogos, 14 enfermeros y siete técnicos de la salud para iniciar así la gloriosa carrera de las misiones internacionalistas cubanas por el orbe.

Ellos dejan atrás a la familia, a los entrañables lazos que se crean con el pedazo de tierra donde se nace, se desdoblan para espantar los fantasmas de la nostalgia que acosan ya sea en una comunidad de difícil acceso como en Viento Frío, en el municipio guantanamero de San Antonio del Sur, en las nevadas e inhóspitas laderas del Himalaya, en Pakistán o en la Amazonía brasileña.

Allá y aquí, se crean lazos increíbles con la población, testimonios abundan del agradecimiento infinito y esos vínculos casi de familia que se crean y jamás se olvidan.

En el Día de la Medicina Latinoamericana llegue la felicitación a médicos, enfermeros, técnicos, paramédicos, electromédicos, a los que desempeñan su labor en la esfera administrativa, en la económica, a los choferes, a las auxiliares de limpieza, a todos los que de un modo u otro dan su aporte a ese tesoro que constituye la salud en Cuba.

A todos ellos el reconocimiento y el deseo de que sigan inspirados en el ejemplo de Carlos J Finlay, para que siempre los guíe y les de fuerzas en medio de las adversidades de una labor que nunca será lo suficientemente recompensada.

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