En la unidad y la cooperación, la trascendencia del ALBA

En la unidad y la cooperación, la trascendencia del ALBA

En la unidad y la cooperación, la trascendencia del ALBA

Por: José Llamos Camejo

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) es un gigantesco paso hacia la unidad de Latinoamérica y el Caribe, valoró el embajador cubano en Venezuela, Dagoberto Rodríguez Barrera, a propósito de la XX cumbre de esa plataforma integracionista. 

«Lo hecho por el ALBA en 17 años es muy relevante, y en la etapa más reciente la manera en que Venezuela, Cuba y otros países, miembros o no del bloque, han cooperado, puede ser un modelo para encarar unidos los grandes retos de hoy. La colaboración solidaria es la única manera de salir victoriosos en circunstancias así».

Mientras las transnacionales farmacéuticas lucran con sus vacunas, y las ponen a disposición del mejor postor, aunque los países pobres no tienen recursos para adquirirlas, Cuba logra las propias para frenar la pandemia, en su suelo y en naciones hermanas del Sur. Pronto se completará el envío de los 12 000 000 de dosis de inmunógenos cubanos pactados con el Gobierno de Venezuela; se trabaja para transferirle a este país la tecnología de nuestras vacunas, y en un futuro cercano producir aquí las que necesite.  

–¿En qué coyuntura tendrá lugar la XX cumbre del ALBA?

–En una muy complicada. Los productos e insumos que necesitan nuestros países son cada vez más caros; la pandemia impacta nuestras economías caribeñas, que dependen del turismo. Se trata de otro desafío para el ALBA, que nos unió para, juntos, buscarles soluciones a nuestros problemas, ayudarnos, encarar retos y salir adelante.

«La unidad confirma otra vez su valor, cuando es más evidente el oportunismo imperial; 60 de las más de 240 medidas contra Cuba en el periodo reciente las aplicó ee. uu. en los momentos más agudos de la pandemia; creyó que había llegado el momento de la embestida final.

Igual procedió contra Venezuela, con sanciones impuestas también a través de países de Europa y de otras regiones. Más meritorio es, por eso, el haber salido adelante; como ha dicho el Presidente Díaz-Canel: nos tiraron a matar, pero estamos vivos, juntos, construyendo sueños. La hostilidad contra Venezuela y Cuba es parte del proyecto de dominación imperial para el continente, desborda a los países que han construido procesos revolucionarios». 

–¿Le parece que los demás pueblos de Latinoamérica y el Caribe perciben ese peligro?

–Claro. En tiempos recientes hubo crecimiento, lucha y victorias de la izquierda en varios países del área, etapa seguida luego por un momento de reversión, producto de la arremetida imperial. Ahora se ven resultados como el de las elecciones en Honduras, algo impensable después de lo ocurrido en 2009, con el golpe de Estado a Zelaya. Antes había ocurrido igual con Bolivia, y en apenas un año ese pueblo logró revertirlo (en las urnas). Hay situaciones interesantes en Chile y Brasil; los pueblos resisten, luchan, saben de otro proyecto que coloca al ser humano en el centro de las realizaciones, para bienestar de los habitantes de nuestros países. Ese proyecto nada tiene que ver con la pretensión imperial.

–Tal vez por esas esencias tiene el ALBA sus enemigos.

–Pero el ALBA ha desarrollado anticuerpos. El reto es gigantesco; hay que seguir, con todas las fuerzas, guiados por el sueño que nació con Bolívar y Martí, y que se hizo realidad con Fidel y Chávez.

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