La caravana migrante en su mayoría conformada por hondureños, aunque también hay guatemaltecos y salvadoreños, rompió parte del cerco policial para cruzar la frontera entre Guatemala y México.
La Cruz Roja ha ofrecido cuidados prehospitalarios a más de 900 personas y apoyo psicosocial a otros mil 785 migrantes. Su objetivo es llegar a los Estados Unidos. Huyen de la pobreza y la violencia que existe en sus países.
Donald Trump amenazó con enviar tropas a la frontera para controlar a los miles que intentan pedir refugio.
Las autoridades mexicanas han dado prioridad a mujeres y a niños para solventar los trámites migratorios. El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, ha dicho que unos 200 migrantes han tramitado su ingreso y esperan la entrada de otros 6 mil.
“Cientos de inmigrantes hondureños cierran los ojos y levantan las manos hacia el cielo. ‘¡Humíllense, Dios los quiere humillados! ¡Oremos, oremos porque esta noche dormirán en territorio mexicano!’, grita un predicador. ‘¡Amén, amén!’, contesta Julio César Ulloa, de 35 años, con los ojos llorosos. ‘¡Lo vamos a lograr, hay que estar unidos, raza!’, afirma justo en la mitad del puente que divide a México de Guatemala y que se alza sobre el caudaloso río Suchiate, en medio de un calor sofocante y de un mar de gente. Algunos no han aguantado la espera y se han lanzado a las aguas para avanzar en su camino hacia Estados Unidos”.