El sexismo en el deporte también “compite” en Tokio 2020

El sexismo en el deporte también “compite” en Tokio 2020

El sexismo en el deporte también “compite” en Tokio 2020
Las alemanas envían un mensaje.Foto: Tomado de EFE.

No es un tema nuevo y tampoco son los juegos olímpicos el único contexto en el que se ha convertido en polémica, pero por estos días en la cita estival con sede en esta ciudad vuelve a tomar fuerza el ya casi eterno debate sobre la sexualización en el deporte.

Opiniones sobre uniformes intencionados para “marcar” los atributos femeninos, adornados con lentejuelas que para nada se corresponden con la actividad física y señalamientos a los rostros maquillados –incluso en ocasiones con exageración–, aparecen nuevamente entre quienes dan cobertura a la cita de Tokio 2020. Y también las repercusiones de actitudes que intentan romper ciertos moldes.

El mayor ejemplo aquí de cuestionamiento a los estereotipos que han acompañado a la polémica sobre la desigualdad de género en el deporte la protagonizó el equipo alemán cuando se presentó en el Centro de Gimnasia Ariake con trajes de cuerpo entero en lugar del acostumbrado maillot ajustado.

«La idea es sentirse bien, sin dejar de ser elegante», explicó en su cuenta de Instagram Sara Voss, una de las integrantes del elenco germano, quien aseguró además que tal vez de niña no se sienta tanto la diferencia de trajes como cuando ya sobrepasas la pubertad.

«Renunciar al maillot ajustado y ponerse un traje de cuerpo completo supone un gesto importante en un deporte conocido por su dureza y su rigor», comentó su compañera Elisabeth Sitz, otra de las que critica las normas preestablecidas para el vestuario de las mujeres deportistas y aboga por competir con lo que uno se sienta más cómoda.

Las gimnastas no son las únicas con tales opiniones. Hace poco en el balonmano de playa se generó una protesta masiva cuando las representantes noruegas fueron multadas por la federación internacional de esa disciplina después de competir en el campeonato europeo con pantalones cortos en lugar del reglamentario bikini, con un ancho de 10 centímetros como máximo, que les hace sentir más un objeto sexual que deportistas.

Sus pares masculinos no enfrenta ese problema, pues para ellos el uniforme holgado es confortable y no tienen preocupación por “mostrar” nada de más en algunos movimientos sobre la cancha.

La batalla que comienza a librarse se enfoca en la posibilidad de utilizar un vestuario u otro sin que sea prohibido solo para las mujeres. Demostrar que pueden escoger qué llevar, sin que sean las reglas las que dictaminen y sobre todo, porque están convencidas de que la diferencia es un llamado a resaltar atributos femeninos para un público masculino.

Llevar la figura de la mujer como centro de la atención y no su capacidad competitiva es un problema que no debía existir en el siglo XXI, y por eso para algunos el sentido de esta lucha por defender el derecho a elegir que pueden o no hacer con sus propios cuerpos.

Está claro que en el deporte se necesita uniformidad, no puede cundir la anarquía para diseñar los vestuarios y siempre habrá reglas que seguir. Pero que seas normas sean para resaltar algo que no tiene nada que ver con los logros competitivos es el gran problema.

Fuente: Jit

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