Derrumbe beisbolero

Los rostros de la dirección cubana durante la abultada derrota ante Holanda. Foto: Ricardo López Hevia/ Granma/ Cubadebate.Guantánamo. – Lo sucedido en el último juego de Cuba en el IV Clásico mundial de béisbol, ante la selección de Holanda, puede calificarse como la paliza más sonada recibida por un equipo cubano en evento internacional alguno del deporte de las bolas y los strikes.

De antemano se conocieron las debilidades del equipo que nos representaría en la cita, incluso los pronósticos de pasar a la ronda final en Los Ángeles eran bastantes reservados y difícil de materializar, pero caer por nocaut, y de la forma en que se vio a la selección nacional invitan a más de una reflexión.

Para muchos Cuba hizo lo que se propuso, pasar de la primera ronda. Sin embargo, me niego a pensar que ese era lo único que podía hacer la selección nacional ante rivales como Israel y Holanda, pues frente a los favoritos japoneses otro fue el juego y la reacción.

Las debilidades en el cuerpo de lanzadores fueron evidentes desde la conformación misma del equipo que representó a la mayor de las Antillas en el Clásico beisbolero. Poca profundidad tanto en el rol de abridores como relevistas y cerradores, lo cual al final dio al traste con las posibilidades de avanzar.

De igual manera podría argumentarse de la ofensiva que, con la excepción de algunos bateadores, entre ellos el toletero Alfredo Despaigne, pudieron batear el pitcheo rival, caracterizado por bolas rápidas de más de 90 millas y lanzamientos de rompimientos que poco se ven en nuestras series nacionales.

Hacer leña del árbol caído es fácil, pero esa no es la intención. Los resultados negativos de Cuba en el IV Clásico mundial no deben recaer solo en la dirección del seleccionado, pues los problemas reales del béisbol en el archipiélago se arrastran desde hace varios años.

Más allá de la pérdida de importantes peloteros que decidieron tomar el rumbo del profesionalismo en ligas de otros países, debemos mirarnos hacia dentro, las deficiencias que aún subsisten en nuestro clásico nacional, y comenzar a trabajar para revertir los resultados en próximos eventos internacionales.

Perder ante Holanda estaba entre los pronósticos, pero caer por nocaut de 14×1, y dejar esa imagen de derrumbe beisbolero en Cuba, no estaba en los cálculos ni del más pesimistas de los aficionados de la mayor de las Antillas.

Ahora no queda otra alternativa que sacudirse el polvo de las derrotas y, sobre todo, sacar las experiencias imprescindibles para de una vez iniciar la recuperación del deporte nacional, pasión y orgullo de los cubanos.

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