Conrado Benítez García: el maestro, amigo puro y verde joven de rostro detenido

Guantánamo.- El poeta Nicolás Guillén recordó  a Conrado Benítez García, quien a los 18 años de edad se convertía en la primera víctima del terrorismo contra el magisterio en Cuba, como el “maestro, amigo puro, verde joven de rostro detenido”. 

Era 5 de enero de 1961 y el macizo montañoso del Escambray, testificaba aquel crimen: el maestro voluntario era apresado y asesinado por alzados contrarrevolucionarios encabezado por Osvaldo Ramírez y financiados por el gobierno de los Estados Unidos.

Conrado solo llevaba consigo ese día,  sus pertenencias personales, un libro de Anatomía, uno de Matemáticas, uno de Composición y algunos regalos para los colegiales que, inquietos, le esperaban cada día en la finca San Ambrosio. Su mayor interés era combatir la incultura de la población cubana.

Hijo de Diego y Eleuteria, el joven Conrado  había nacido el 18 de febrero de 1942 en el seno de una familia humilde. Su padre era obrero de la construcción y su madre,  ama de casa, por lo tanto, desde pequeño, conoció en carne propia, las precariedades que acompañaban a las familias humildes y negras de la época.

Al igual que otros niños pobres, se ganó la vida como limpiabotas, y cuando llegó a la adolescencia, laboraba de madrugada en una panadería, para ayudar al sostén de la familia. Mientras, por el día, se superaba culturalmente con mucho sacrificio. Era un joven serio y honrado.

A los 18 años de edad, la Escuela de Capacitación Pedagógica de Minas de Frío, en la Sierra Maestra, lo vio llegar. Era 12 de mayo de 1960 y Conrado Benítez García, junto a otros jóvenes, respondieron al llamado de la Campaña de Alfabetización para formarse como maestros voluntarios.

Se unió a las filas de los alfabetizadores cubanos y partió hacía los lugares más intrincados de Cuba a llevar la luz de la enseñanza y la cultura. Tras su llegada al territorio, y con la ayuda de varios campesinos, Conrado alistó una pequeña tienda de tablas y techo de tejas como un aula donde alternaba las clases de los niños y niñas por el día, con las de los adultos por las noches. Allí, entre las montañas del Escambray, fue asesinado.

Sus asesinos pertenecían a la principal banda de alzados del Escambray, que cumplía instrucciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Y junto a Conrado, fue asesinado el campesino Eleo­doro Rodríguez Linares (Erineo), de 31 años.

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