Confesiones de un Cruzado: En los Naranjos de Yateras es un renacer de emoción

Subir la empinada loma y llegar otra vez a Los Naranjos de Felicidad de Yateras, es una real felicidad bien merecida; los que me conocen como MISERIA, me abrazan por todo el camino, pedregoso y serpentinado, el que una vez fue hecho por manos esclavas; los que me acompañan esta vez disfrutan el trayecto por muy difícil que les sea, Tito, Harold, Claudio, Javier, Paniagua, Dairon y Viquiqui, el paisaje, las leyendas del camino y hasta si es cierto que hay sólo dos kilómetros entre Felicidad y Los Naranjos, aunque Javi asegura que son dos kilómetros montunos, supongo que no hay medidor exacto, los hace sentirse a gusto, lo cierto que bajo el sol mañanero y las sombras vamos subiendo y bajando lomas, hasta que nos encontramos con Mario Rojas, que se alegra de ver a Miseria, y por el camino nos va recomendando raíces para los mejunjes medicinales, muy buenos para la próstata y algo más, debió ser porque todos éramos hombres y que en algún momento nos iban a ser muy útiles esos remedios populares: El coral, la de verraco, la de tres puntas,alacransillo y alacransillo negro, uña de gato, solo sé que Paniagua las llevó todas.

Siempre resulta difícil enterarse de que algunos ya no están en el mundo terrenal, más si fueron especiales, se le extraña mucho, pero hay un consuelo, ellos dónde estén, saben que volvemos siempre al sitio donde nos conocimos, en Los Naranjos de Felicidad de Yateras.

Se han ido muchos otros de aquel paraíso llenos de cotorras y caos, de árboles de búcaros floridos, de caminos colmados de huellas frescas, se han ido por otros caminos, buscando una luz; los que aún quedan, poquísimos, están alegres porque al fin tienen paneles solares para alumbrar la oscuridad y algo más, los candiles y mechones solo han quedando para salir de noche.

Han vuelto los del grupo musical “20 aniversario”, los Rojas, son menos pero no dejarán un legado familiar, la música y los altares de cruz.

Contentos de que Miseria les hubiera llevado los Payasos Tolito y Tintón, del grupo Carpandilla, rieron y volvieron a reír a la sombra de aquel mango en flor y rodeados de los frijoles Gandules a punto, pura vida en cofradía, no podía ser de otra manera en Los Naranjos.

(Por Ury Rodríguez Urgellés, Tomado de su perfil de Facebook)

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