“Comienza el juego”

Guantánamo.- omo una gran red social donde todas las historias se interconectan, el capítulo de hoy nos mostró las motivaciones de una estudiante de música indolente y falta de amor, para difundir las imágenes de Daniela y creerse juez de una historia que no le pertenecía. Supimos de su dolor, su desamparo, las ganas de sobresalir en su entorno estudiantil para escapar de su drama personal.

Un reto que comenzó siendo una muestra más de su indolencia, se fue convirtiendo en el vehículo para reconciliarse con su realidad; la realidad de un padre alcohólico, atormentado por la muerte de un hijo; la realidad de una madre más amorosa con su nueva familia que con su hija legítima; la realidad de una adolescente en guerra con todo y con todos.

Pero la complejidad de los retos, nos fue llevando por los diferentes estados de Yolanda; nos ayudó a entender su fragilidad y sus ganas de sobrevolar sus circunstancias. Un deambulante con una historia tan amarga como la de la chica, la puso al límite de sus miserias y sus cualidades, todo al mismo nivel, alertándonos sobre lo cerca que estamos siempre de las buenas y malas acciones.

La efectividad del montaje le confirió al capítulo un dinamismo impresionante: el origen del dolor de Yolanda fue relatado en los primeros 10 minutos del episodio, conmoviéndonos y haciéndonos cuestionar las acciones vengativas de Daniela.

Sandra Castillo en el papel de Yoli, reparece en las pantallas cubanas con un personaje contradictorio, áspero, muy cercano a las maneras de accionar de muchas adolescentes, que se fabrican personajes para evadir su dolor.

Fernando Hechevarría bordó su participación como el deambulante atormentado por su pasado. El veterano actor, esquivó en todo momento los estereotipos y trató con dignidad a su rol, logrando que empatizáramos con él, bien entrado el capítulo.

Leonardo Lozano, un actor con gran experiencia en la radio , aquí demostró su fuerza escénica , su organicidad y la facilidad para incorporar personajes tipos. Su alcohólico jugó todo el tiempo con los tonos y los silencios. Lo vimos derrumbarse en el dolor, e intentar ser buen padre, aunque le fuera casi imposible por su enfermedad.

En una sola escena, la descomunal Yailín Coppola llevó a grandes niveles un personaje en extremo pequeño, pero muy bien construido desde la escritura y desde su interpretación. Vimos en ella, una segunda hija (o hijastra) desamparada y víctima de los errores de sus padres, como si de la propia Yolanda se tratara; una Yolanda carcomida por el rencor e insalvable.

Nuevamente Primer Grado dolió; nos enseñó nuevas aristas de una realidad que escondemos muchas veces, escudándonos en las desgracias de otros. Hoy comenzó el juego de Daniela; retos que irán llevando al límite a los “ciberagresores”; retos en donde no sabremos si son víctimas o victimarios; retos que despertarán lo mejor y peor de sus naturalezas, y… ¿por qué no? de las nuestras.

Tomado del perfil Telenovelear

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