Sobre las ruinas dejadas por Matthew, la entereza de nuestra gente

Guantánamo. – Las imágenes que por estos días que han circulado por las redes sociales y transmitidas por la Televisión Cubana sobre los daños ocasionados por el huracán Matthew en Baracoa, Maisí, San Antonio del Sur, Imías y Yateras son muy tristes, pero el espíritu del pueblo por la recuperación es increíble, la confianza en la Revolución se multiplica y la solidaridad de nuestros hermanos de todo el país llega como huracán hasta los más intrincados sitios.

La entereza de nuestra gente se agiganta, y no me sorprende. Las esencias cosechadas por más de 50 años de lucha inquebrantable por el triunfo de nuestras razones, las de un heroico pueblo capaz de enfrentar la más difícil adversidad, una vez más, emergen sobre la tempestad.

Los que están fuera de la nación colaborando con otros países han estado al tanto de todo lo ocurrido, son disímiles los mensajes de apoyo que nos llegan; también de los amigos de otras latitudes: Angola, Uruguay, Paraguay, Argentina, Panamá, Estados Unidos, El Salvador, México.

Fuerzas, muchas fuerzas a todos mis coterráneos de los municipios afectados, en especial a nuestros colegas, que aún con daños en sus viviendas se mantuvieron informando cada detalle de lo ocurrido. El aliento del amigo y del hermano en estos casos sana, aún cuando la realidad supera cualquier expectativa.

En medio de las lluvias y los vientos todavía, el azote del mar por toda la costa sur de Guantánamo, entre los escombros dejados por la rabia del huracán, sorteando increíbles obstáculos, inimaginables para muchos, por una carretera que en tiempo normal asusta; y a pesar de los esfuerzos primarios para desobstruir la vía terrestre hacia Baracoa, abriéndose paso por un agreste viaducto regado por el fango, los deslizamientos de rocas, árboles caídos, desbrozando lo que apareciera con motosierras, mochas…; incluso muchas veces a pie, la misión era llegar hasta ese terruño nuestro de la Primada de Cuba y se llegó.

Corría apenas la mañana del día 5 de octubre y el Viceministro de las FAR, General de Cuerpo de Ejército, Ramón Espinosa Martín, junto al Presidente del Consejo de Defensa en la provincia más oriental de Cuba, Denny Legrá Azahares, acompañados por un equipo reporteril del Telecentro Solvisión y personal de apoyo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias viajaban desde la ciudad de Guantánamo a constatar en el terreno los efectos dejados por Matthew.

Sobre las 11 de la noche, totalmente oscuro, el objetivo se lograba. Baracoa en ruinas a la vista, desafiante, pero mucho más esa fortaleza de espíritu de nuestra gente, un pasaje del que por mucho tiempo se hablará, sin dudas.

En la mañana del 6 nuevas imágenes eran captadas en Baracoa por nuestros reporteros sobre las ruinas dejadas por el azote del más severo de los huracanes surgidos en el Caribe desde 2007, el lugar escogido eran las alturas donde se ubica el también dañado Hotel Castillo, las montañas parecen haber sufrido un gran incendio; un poco más tarde, un helicóptero de la Fuerza Aérea Revolucionaria los movía hacia Maisí, el General de Cuerpo de Ejército nuevamente al frente, ya sobre el cielo del extremo más oriental de Cuba se apreciaban los derrumbes,  cientos de techos arrancados, postes y tendidos eléctricos y telefónicos trozados en el piso, cultivos varios, el café…, cualquier descripción imposible de superar la realidad.

En los poblados de la Máquina y la Asunción el pueblo pudo percibir la llegada de la comitiva intercambiando con los damnificados, evaluando las pérdidas. Pasado el mediodía el regreso a Baracoa.

Bien entrada la tarde de este 6 de octubre nuestros reporteros Singh Catillo y Tony Pupo volvían a tomar camino a Guantánamo por la misma vía que los condujo el día anterior hacia Baracoa; ya despejada La Farola era difícil advertir la crudeza de los peligros por donde pasaron, la claridad en breve les dejó de acompañarle y la noche entonces regresaba como compañera en su trayecto.

Dos días azarosos en busca de la noticia, de esas imágenes que impactan y conmueven, pero que sobre todas las cosas reconfortan. La fortaleza del pueblo guantanamero se robustece junto a sus dirigentes, presto a levantarse, esta vez sobre las ruinas de Matthews, tal como el ave fénix que perecía quemándose y renacía de sus propias cenizas.

 

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