Zulma Ojeda: la novia de Guantánamo

Guantánamo.- Un, dos, tres, un, dos, tres, es el compás marcando el paso del vals. En la alfombra se desliza la novia, disfruta del ritmo convidada por las amplias mamparas de la ciudad.

 

Desfila por un largo pasillo donde las paredes están repletas de cuadros antaños que adornan y reflejan una villa primitiva pero a la vez hermosa. Al fin se sienta. Desecha las tensiones del día y con una sonrisa amplia retoca la tiara de honra, repleta de rayos simbólicos de sabiduría y madurez. Así, Zulma, como todos la conocen, arquitecta y directora del Centro para el  Desarrollo de la Ciudad, nos abre sus puertas y comparte estas palabras.

En la conmemoración por el 145 Aniversario de la ciudad de Guantánamo el 1º de diciembre usted fue una de las protagonistas al recibir el reconocimiento “Orgullo Guantanamero” ¿es suficiente conformarse con lo que se ha hecho, o vale la pena continuar trabajando?

“No pretendo conformarme con un simple reconocimiento, hay que seguir. Mira la edad que tengo y sigo. Es muy bonito que te elogien por tu trabajo, pero para nada; sin ningún tipo de orgullo personal. Sentir que la gente te para en la calle y te saluda, llena de satisfacción. Es que creo en lo que hago, y me gusta. Que no te quepa duda”.

“Trabajo con personas que son leones, leones en conocimiento de la historia, por la experiencia de trabajos realizados. Somos un grupo que trabajamos con las opiniones de todos y entre todos construimos las ideas que vamos a defender. Hay que tratar de unir voluntades, porque muchas veces están sectorializadas, y hay que hacerles entender nuestros propósitos”.

“Nos encontramos con infinitos problemas, pero ahí mismo va la dinámica, la alternativa de cómo se pueden resolver; pero tiene que ser con gente escéptica, con personas que de alguna manera sueñan. Realmente hay que soñar, con los pies puestos sobre la tierra pero soñar, porque si no, ¿cómo vamos a lograr las cosas que hemos logrado?, y ese ha sido el afán después de tantos años trabajando.

Al transitar por las calles de Guantánamo ¿usted ve un sueño hecho realidad o un sueño reprimido por lograr?

“De las dos cosas. Hay veces que llegas a un lugar y ves que se resolvió una parte de un problema, y llena a uno de satisfacción. La misma vida te va dando las pautas de lo otro que tienes que hacer y te das cuenta de que hay que seguir trabajando”.

“Hay una experiencia que tengo que me agrada y es el hecho de ver cómo la gente comprende lo que estamos haciendo. El mismo pueblo se encarga de explicarle al prójimo las ideas evidenciadas. Lo mismo te encuentras a un manisero hablando de la estatua de Martí y sus transformaciones, que a un niño en el rincón martiano observando y aprendiendo”.

“Te place ver que la gente necesita que se le explique y se le diga. Luego te comentan: usted sabe que yo ahora camino mirando hacia arriba, observando la arquitectura de mi ciudad, -ya sientes que lo que se hace surtió efecto”.

¿Qué me dice de los preparativos para el 145 aniversario?

“El 145 aniversario ha tenido una connotación tan grande y tan hermosa. Se publicaron las revistas Entre Ríos, San Joaquín del Guaso y Carnaval, se han puesto bayas por dondequiera. Se hizo una Mesa Redonda, el proyecto Origen, la calle Los Maceo, el lanzamiento del Festival Chocolate con café, la visita de todos los artistas, salir en los programas televisivos de la nación y al verse reflejado nacionalmente Guantánamo le dio un motivo de orgullo, cosa que no podemos perder, porque el guantanamero siente que no se cuenta con él. Tenemos que seguir levantando ideas”.

Necesitamos continuar trabajando con la población, seguirla instruyendo, de qué cosa es una ciudad, qué es el espacio o sitio que nos alberga, que nos cobija, que nos ayuda a relacionarnos unos con otros. La gente tiene que aprender que vivir en la ciudad significa vivir con el otro, con respeto. De ahí viene el fenómeno de la disciplina, el comportamiento, del respeto a las normativas arquitectónicas y de vida citadina. Por eso en el 145 aniversario lo que se ha logrado hay que seguirlo explotando.

Es evidente que la Ciudad del Guaso ha sufrido transformaciones  en todos los aspectos sociales y espirituales en los 145 años transcurridos. ¿Qué falta por hacer para que sus sueños se hagan realidad?

“Hay algo que le urge a la ciudad y es un sistema de alcantarillado, para ver si la ciudad se urbaniza un poco, porque lo que falta es urbanización. Empezaría por ahí”.

“Los guantanameros han sabido guardar el orden, la alineación en las calles, las retículas convenientemente, pero observamos que existen casas en una cuadra muy bien establecidas, pero no tienen pavimentos, ni aceras”.

“Quisiera que la ciudad realmente pueda protegerse con sombra, este es un pueblo muy caluroso, con un sistema eléctrico y telefónico donde los árboles no pueden crecer hasta un tamaño determinado. Me gustaría que las calles tuvieran un tipo de arbolado diferente, con una floración diferente cada arteria”.

“He pensado en el pergolado, son sombrillas por doquier, porque de alguna manera el cambio climático nos está llevando a eso”.

“Disfrutar la calle, pero caminar sin la acera levantada, no con la raíz de un árbol  metida en el medio, no con un hueco indebido o con una cisterna en la acera. Eso es lo que me gustaría que sucediera, y que se respetaran los espacios verdes, porque el ser humano lo necesita para tener libertad”.

“Me gustaría que hubiera un espacio para conversar en las calles sin que te perturben y no perturbar a nadie, eso las hace agradables. Sentarse debajo de un árbol y disfrutar conversar con los amigos cerca del río”.

“Deseamos que el centro urbano esté lleno de diferentes servicios de primer nivel, que todo este peatonalizado elegantemente y acostumbrarnos a llegar a un punto en que tengamos que caminar pero para sentir complacencia, que todo este diseñado para el buen disfrute”.

“Esa es la aspiración, pero esa batalla inmiscuye a todos los sectores de la sociedad y la ciudad es de todos, no es ni tuya ni mía, es de todos. ¡Cuántas cosas tendrán que suceder para que haya un gran nivel, pero tenemos que seguir trabajando!”

“Te invito a caminar por mi ciudad, por sus puentes, te invito a disfrutarla”.

“La novia de Guantánamo” culmina con una mirada tierna de como quien ve a su príncipe azul por primera vez, y se recrea en sus pasiones juveniles.

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