Inicio de la vacunación masiva con Abdala en Guantánamo

Y Abdala, en nosotros (+ Video)

Inicio de la vacunación masiva con Abdala en Guantánamo

Guantánamo.- No eran pocos los desesperados –me confieso entre ellos- pero, al fin llegó el día, el momento de que Abdala comenzara a correr dentro de los guantanameros.

Y me fui el primer día con mi hijo y mi vieja al vacunatorio ubicado en la Casa del Historiador, mi hermano como es trabajador de la Salud, ya fue inmunizado. Primero las embarazadas, ¡bien eso!; luego el resto de la población priorizando a los adultos mayores (¡bien también!).

Tarde de sol, mucho calor y también aglomeración en las afueras del local, pero fue momentáneo; tanto la doctora al frente del proceso, la diligente delegada de la circunscripción, como otras personas que también esperábamos por entrar, llamamos a la cordura, a mantener el distanciamiento físico, a fin de cuentas, ya la vacuna estaba aquí, pero, sobre todo, no se puede descuidar ni por un segundo las medidas higiénico sanitarias.

Todo fue fluyendo. Vi en rostros conocidos, y desconocidos, la expresión de esperanza. Pude constatar el magnífico trato de los jóvenes doctores y estudiantes de Medicina que hacían la evaluación previa, la seguridad que inspiraban las enfermeras y médicos en la consulta posterior y el trato afable de la encargada de finalmente poner la inyección.

Los míos tuvieron que esperar un poco más, pues tenían la presión arterial un tanto elevada; nada que unas gotas de caña santa no pudieran resolver.

Y vi cómo les ponían la Abdala, y me emocioné al punto de que se me escaparan las lágrimas…

Una muchacha me preguntó: “¿qué te pasa, te dolió?” Negué sonriendo y le respondí:

“No mi niña, es la emoción. Yo no me vacuno ahora, tengo que esperar por la Soberana Plus porque a mí me dio Covid en enero, pero ver a mi familia y todos ustedes vacunándose me llena de un regocijo enorme.”

Luego del tiempo reglamentado volvimos a casa, mi hijo y mi vieja alardeando que ni sintieron el pinchazo y no les dolía nada el brazo, y yo tarareando aquello que no me salía de la mente:

En este envase
Hay desvelos, sobrecargas
De estrellas hoy encendidas
Por aquel sol de luz larga
En esta dosis
Están la fe y la fuerza de un país,
Más protegido, más inmune
Más feliz.”

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