Vientos de recuperación en la agricultura maisiense

 Rey Elías (primer plano) y Yuniel no creen en palos duros ni voluminosos. Foto: José M. Correa Foto: Jose M. Correa Maisí, Guantánamo.- Después de bregar cuesta arriba alrededor de media hora, bajo la lluvia y en un zigzag impuesto por los árboles derribados por Matthew, que son incontables en el municipio, escuchamos a lo lejos el sonido de las motosierras.

¡Por allá están! Se alegró jadeante José M. Correa, el fotógrafo de compañía, e indicó con su índice derecho hacia el noroeste del campamento El Rosquito, próximo a la comunidad Los Arados.

Minutos después, orientados por el peculiar ruido, y el de las hachas y machetes al golpear los árboles, dimos con lo que vehementemente buscábamos: las dos brigadas de trabajadores forestales granmenses, iniciadoras de la recuperación del café en Maisí, renglón básico en la economía del asolado municipio y del cual dependen buena parte de las familias.

Ambos colectivos llegaron en la noche del domingo con la misión específica de liberar a las plantaciones cafetaleras de los árboles derribados sobre ellas. Bastó la primera media jornada de labor para avalar la experiencia y consagración de estos 21 trabajadores, pertenecientes a las empresas agroforestales Batalla de Guisa y Ataque a Bueycito. En ese corto periodo recuperaron una hectárea en fomento en la finca de Wílder Tuz Abad.

Vamos a estar aquí el tiempo que sea necesario, pues los daños al cultivo son colosales y su recuperación requiere tiempo y mucho trabajo, es la afirmación que resume el sentir de Alexánder Es­pinosa Aguilar y Alexánder Tamayo Martínez, al frente de esas cuadrillas.

Observen la cantidad de árboles que ya hemos troceado y separado de las plantaciones de café, las cuales no se veían al ser aplastadas por aquellos. Como ven, ya se definen bien las carrileras de un fomento de unos tres años, coincidieron en afirmar ambos ingenieros agrónomos.

«Vinimos a Maisí conociendo que íbamos a trabajar duro, en condiciones de vida difíciles y por el tiempo que haga falta.

Por eso, cuando ustedes llegaron (se refiere al equipo periodístico), nos vieron laborando bajo lluvia», relata Yuniel Suárez Moreno, operador de motosierra.

Decidido como Yuniel, y el resto de ambas brigadas, también está Rey Elías González, quien motosierra en mano aseguró que bajo cualquier circunstancia cumplirán con la tarea asignada. «Nos compulsa el ejemplo de los maisienses, mu­chos de los cuales prácticamente lo han perdido todo y no se desmoronan, por su optimismo y confianza en la Revolución».

Tuz Abad, por su parte, valoró la ayuda que recibe como una bendición y estimó en varios años el esfuerzo que tendría que hacer para recuperar su finca él solo. «Con estos hombres- máquinas que me han traído, espero que en unos días mis 2,5 hectáreas de café de nuevo estén echando pa’ lante».

DAÑOS AGRÍCOLAS

Los vientos y las lluvias de Matthew destruyeron en su totalidad, prácticamente, a la agricultura maisiense.  De café afectaron las 4 940 hectáreas existentes, de ellas 1 197 renovadas en los últimos cuatro años; ocasionaron la pérdida de las 86 000 latas que existían en las plantaciones y de 150 000 posturas en viveros.

También dañaron decenas de toneladas del grano ya beneficiado, destruyeron el techo de las siete despulpadoras existentes y de los centros de beneficio seco ubicados en Punta de Maisí y Punta Caleta, reseña Danny Matos Bravet, director general de la Empresa Agroforestal en el municipio.

Asimismo, fueron perjudicadas las 570 hectáreas de cacao, perdida toda la producción prevista para la zafra chica (unas 20 toneladas) y mojadas otras 25 toneladas al desaparecer el techo en los almacenes donde se protegían, incluso con mantas.

El daño del huracán a la floresta también fue colosal, por el derribo de miles de árboles, incluyendo cocoteros, cítricos y otros frutales. Bien difícil es percibir hoy en Maisí un árbol con hojas.

Y si los vientos fueron capaces de derribar cocoteros, palmeras, poderosos júpiters, júcaros y algarrobos, qué pudo ser del plátano, segundo cultivo más importante en el municipio, a partir de las extensas áreas intercaladas con el cafeto.

Dicho de otro modo, en toda la geografía maisiense hoy es casi que imposible ver un tallo de plátano en pie.

ESTRATEGIA DE RECUPERACIÓN

En los casos del café y el cacao hemos concebido iniciar la recuperación por las áreas con plantaciones en desarrollo, es decir, por las que tienen entre un año y cuatro de plantadas. Las posturas que subsistieron de los embates del fenómeno climatológico se destinarán a la resiembra de esas áreas, informó el director general de la Empresa Agroforestal.

«Después centraremos el esfuerzo en el rescate de las plantas adultas menos afectadas. Las que recibieron daños mayores y las que rebasen 20 años en producción serán renovadas».

Para acometer esas tareas —amplía Danny— disponemos hasta el momento de seis brigadas procedentes de San­tiago de Cuba y Granma, equipadas con motosierras y otras herramientas. A ellas se suman dos del municipio. Ca­fetales de Cantillo, Santa Martha, La Máquina, Los Arados y Ver­tientes son por el momento sus escenarios de trabajo.

Aseguró el director que esperaban el arribo del primer cargamento de tejas para reparar las instalaciones perjudicadas, con inicio en los campamentos del Ejército Juvenil del Trabajo y los mercados agropecuarios y puntos de venta.

Desde hace varias jornadas se trata en los secaderos el grano afectado por las lluvias, afirmó Matos Bravet para informar que se solicitó al país fertilizantes, herbicidas y otros insumos con el fin de destinarlos a la recuperación de las áreas de café y cacao, y aseveró que han entrado al municipio herramientas para tal empeño como hachas, motosierras, machetes, limas, picos y palas.

Para resarcir en parte la escasez de plátano se diseñó un plan emergente de siembra de cultivos varios de ciclo corto, como calabaza, boniato y hortalizas. Otras acciones en la etapa recuperativa tienen que ver con la terminación del aserradero de Santa Martha, para junto a otras unidades de ese tipo aprovechar la madera tumbada por Matthew, comentó finalmente el dirigente agrícola.

Evidentemente, el sector agropecuario maisiense demanda de un huracán de trabajo, de pensamiento, acciones y recursos para reparar los colosales daños provocados por Matthew. En ese empeño ya soplan los primeros vientos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *