Ricardo Fraccari, presidente de la Confederación Mundial de Béisbol Softbol (WSBC, por sus siglas en inglés), anunció hace una semana que después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 los partidos internacionales en todas las categorías tendrán una duración de siete entradas.
Hay gente pensante y tiene siempre sus fundamentos, yo los desconozco, pero imagino estarán referidos a la necesidad de controlar el juego, tratar de reducir el tiempo de los partidos, razonó en declaraciones a Prensa Latina el exdirigente, quien fue el invitado de honor a la serie amistosa Nicaragua-Puerto Rico, concluida el domingo en esta capital.
Gil, de 86 años, aludió a su carrera en la abogacía durante 54, ‘pues si lo que me dicen convence el entendimiento y satisface la razón lo doy por bueno, así que debe haber fundamentos en esta decisión’, precisó.
Ricardo Fraccari es un hombre comprometido con el beisbol y por lo que he oído está haciendo una labor de excelencia, tal como la hizo antes que él Aldo Notari, otro italiano, apuntó.
Y recordó una anécdota en sus tiempos de máximo rector del béisbol aficionado en su país, cuando durante un fin de semana quiso poner en práctica una modalidad de solo dos strikes y tres bolas para cada bateador.
El experimento fracasó porque los expendedores de cervezas no lograron vender la cantidad que hubieran vendido en un juego normal, rememoró en tono jocoso.
Otro tema llevado por Prensa Latina al diálogo con el miembro del Salón de la Fama del Deporte en Nicaragua, país que él considera su segunda patria fue el acuerdo firmado a finales del año anterior por la Federación Cubana y las Grandes Ligas estadounidenses.
Lo que conozco es lo que leí en los periódicos y lo que leí en los periódicos es maravilloso, pues los peloteros cubanos siempre han tenido una calidad indiscutible que ahora tengan la oportunidad de jugar con los mejores, comentó.
Introdujo en la plática otro de sus recuerdos: ‘Cuando los cubanos nos ganaban a todos, nosotros conquistamos 20 medallas en mis 33 años al frente de la Federación y yo decía en Puerto Rico ‘tienen que tomar en cuenta que no hay más que dos medallas porque la de oro tiene dueño’, y eso sucedía en todos los niveles, mundial, panamericano y centroamericano’.
Cuando llegaron los profesionales los cubanos demostraron que juegan de tú a tú con ellos, quiere decir que esa isla caribeña es una cantera ilimitada de talento y era verdaderamente triste y lamentable que no hubieran podido ponerse de acuerdo en algo realmente laudable y digno de aplausos’, reflexionó Oswaldo Gil, un hombre con un récord personal impresionante, 44 estancias en La Habana.