Un Cándido misterio

Cándido Fabré en el Carnaval Guantánamo 2015Guantánamo.- Guantánamo es una fiesta que invita por estos días, estamos de carnaval, razón de más que convoca y en lo particular me hace buscar respuestas a un conjuro contagioso; Cándido Fabré.

 

No es secreto que históricamente el anuncio de su presentación en este o más cuál escenario, es garantía segura de cientos de bailadores, trasnochadores por demás.

He escuchado a más de uno emitir sus razones y todos coinciden: “¡con Cándido sí se amanece!” “es tan sencillo…” “ese sí es un artista de pueblo…”

Pero la magia del san luisero rebasa los límites de un carnaval, donde quiera que se presente Fabré, no importa la época del año o el tipo de celebración, cada una de las personas que asiste al espectáculo, tiene predeterminado que bailarán hasta que salga el sol.

Confieso que nunca había asistido a una de sus presentaciones aquí en Guantánamo, hasta hace dos años atrás cuando el esposo de mi prima, santiagueros ellos, me arrastraron hacia la plaza Pedro Agustín Pérez, ¡no podía creer la cantidad de gente que estaba allí bailando y cantando, junto con él, cada una de sus canciones!

Me entró el “bichito” que querer investigar el asunto, que incluía una entrevista, pero era el penúltimo día de carnaval y no pude concretar la idea. Luego, el pasado año, por razones que no vale la pena exponer ahora aquí, no asistió…Y fue un lamento unánime el de los guantanameros.

Para este Carnaval Guantánamo 2015, su presencia fue anunciada con días de antelación y la alegría multiplicada, no se hizo esperar.

Anoche comenzó cerca la medianoche de nuevo en la plaza y las 8 de la mañana, aún estaban allí… ¡qué energía la de esos bailadores y qué brío el de Cándido y los muchachos de su banda!

Cándido Fabré durante el carnaval Guantánamo 2015Desde mi casa escuchaba el coro gigante de trasnochadores repitiendo estribillos como el de “a María la del barrio, le dicen la loca…” “en carnaval hay que estar soltero…” o el pegajoso “aló, aló baby…” y en un santiamén me cambié de ropa y me fui a disfrutar de los últimos minutos de su interminable presentación.

¡También me enganchó el conjuro!

Nadie quería que concluyera, le pedían otra y otra…pero finalmente, su agradecimiento para el pueblo guantanamero que siempre lo recibe con los brazos abiertos y unos minutos para saludar personalmente a sus fans.

Ahí mismo hallé la respuesta, no es solo su ritmo contagioso, sus estribillos que se pegan, su admirable capacidad de improvisación ni su ausencia de cansancio, es la gran simpleza de un hombre natural que se debe a su público y no escatima en horario ni en temperatura para hacerlo sentir bien.

Es la magia de quien, a pesar de intensas horas de actuación, no escatima para estrechar la mano de sus seguidores, de abrazar a un niño, de firmar un autógrafo, de dar un beso a una admiradora, de conversar con un discapacitado…

Regresé a casa mezclada con los parranderos de rostros donde se notaban las huellas de la extensa jornada y sin embargo dispuestos a seguir la fiesta con Cándido Fabré en la tarde y entonces también me hice eco interior de la frase que se repetía: ¡Cándido es único, es el mejor!

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