Un alma miserable

Cuba: solidaridad y recuperaciónGuantánamo.- Irma propinó un golpe muy fuerte a Cuba. Lo afirmó el propio Gobierno revolucionario en una reunión que encabezó el Presidente del Consejo de Defensa Nacional, General de Ejército Raúl Castro Ruz, aunque en unos días es que se contará con datos preliminares de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

La secuela más dolorosa es la muerte de 10 personas en hechos lamentablemente relacionados con la negligencia y no con la falta de protección por el sistema de la Defensa Civil y las autoridades locales.

El esfuerzo en la recuperación se desplegó casi de inmediato, tras el paso del huracán. Es colosal e involucra a todos los recursos humanos y materiales disponibles, incluidos los de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, pueblo uniformado, al decir de Camilo, que también en muchos casos sufrió los embates del poderoso evento meteorológico.

Al frente está el Gobierno revolucionario. Altos dirigentes del Partido Comunista y el Estado visitan sitios de los más maltrechos para apreciar, dirigir y alentar al restablecimiento, como dijo Raúl, “con el ejemplo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien con su permanente fe en la victoria y férrea voluntad nos enseñó que no existen imposibles”.

A pesar de lo evidente, ciertas aves de mal agüero, lanzan pronósticos catastróficos sobre la situación en Cuba. Una en particular recién lanzó un comentario titulado “Cuba, en camino a unirse a Haití”. Mi primera sensación fue perplejidad, luego asco, simplemente así, asco, tras leer sus “argumentos”.

Repugna que con toda falsedad, sin fundamento alguno, afirme que el país “no tiene posibilidades económicas de reconstrucción a corto plazo y Cuba podría unirse a Haití entre los más pobres del mundo”.

Cierto que el más poderoso meteoro registrado en la cuenca atlántica hizo colapsar el sistema eléctrico cubano, incluida la paralización de la termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas, y averías en decenas de kilómetros de líneas de transmisión de la energía.

La situación afecta todavía a cientos de personas en varias provincias con los casos más complejos en Villa Clara y Ciego de Ávila, dificultando además el abasto de agua y a las propias tareas de recuperación.

Brutal, no cabe otro calificativo, el impacto del meteoro en las viviendas, sobre todo en los techos. Las noticias de la Televisión Cubana lo corroboran, sea en la capitalina Jaimanitas, Isabela de Sagua, en Villa Clara, o la baracoense Boca de Yumurí.

Nada secreto es que la mayor parte del fondo habitacional está en regular y mal estado, a pesar del esfuerzo del gobierno por facilitar la construcción o reparación por medios propios de los ciudadanos, para lo cual promueve el incremento de la producción de materiales, su venta liberada y formas cada vez más expeditas para financiar esas acciones.

Afectado resultó el Turismo, una de las principales fuentes de ingresos. Los hoteles se restablecen y estarán listos para la temporada alta que inicia en noviembre. Cuando el huracán impactó, había 51 mil vacacionistas extranjeros en Cuba. Ninguno sufrió daños personales.

Pero que Irma haga de Cuba otra Haití es una aseveración infame. No sucedió ni cuando la URSS se desmerengó, como dijo Fidei Castro, e hizo implosión el campo socialista de Europa, sus principales socios comerciales. El PIB del país cayó el 35% y Washington recrudeció el bloqueo, pero ese pronóstico tremebundo tampoco fue cumplido entonces.

Cuba resultó inesperada, en especial con mucha amargura para los llamados cubanólogos, profundamente enemigos de la Revolución, que afirmaron que había llegado la hora final de Fidel y que era “inevitable” la restauración del capitalismo.

El problema de este razonamiento de los “expertos” es que la realidad fracasó visiblemente en cumplir con sus predicciones.

A pesar del entorno único hostil que enfrenta a nivel mundial, por el bloqueo yanqui, Cuba no solo recuperó en buena medida su economía, sino además mejoró sus resultados sociales, con los cuales supera a toda América Latina y son mejores incluso que los de antiguos socios convertidos al capitalismo. La tasa de mortalidad infantil en niños cubanos menores de un año es mejor que la de Rusia, la sexta economía del mundo.

Desmienten el “camino de Cuba a unirse a Haití” las noticias de las tareas en marcha que dan día a día los medios de comunicación para informar al pueblo, en especial a los damnificados, en nada desatendidos aquí, como sí sucedió con los 8 ancianos fallecidos por falta de electricidad en una residencia en Florida, o los otros tantos muertos en los Cayos al sur de la península, tras ser abandonados a su suerte.

Ante la decisión del Gobierno de asegurar el inicio de la temporada alta del turismo en noviembre venidero para garantizar ingresos en divisas que contribuyan a la recuperación, la pitonisa del mal afirma que la población teme que los recursos se dediquen con prioridad al restablecimiento de los hoteles y la rehabilitación del país “sea relegada”. Otra mentira.

La respuesta estatal ha sido enérgica. Entre otras medidas, el Gobierno revolucionario subsidiará el 50% del costo de los materiales que necesitan los damnificados para restablecer sus viviendas, restableció la producción industrial y local de materiales, y autorizó a los gobiernos locales a aplicar una moratoria en el pago de impuestos a trabajadores por cuenta propia impedidos de ejercer sus labores.

La autora del artículo en ningún momento señala cuanto ayudaría a la recuperación más rápida del país la eliminación del criminal y prolongado bloqueo yanqui, al menos en aspectos específicos para aliviar las sanciones, como permitir a los estadounidenses viajar libremente a Cuba y eliminar restricciones en el comercio entre ambos países.

Eso no cabe en su corazón, si lo tiene. La cuestión es que esta ave de mal agüero es una apostata, una resentida que eligió ser “miembro fundadora” de las llamadas “Damas de Blanco”, descalificadas por la prestigiosa activista Hebe de Bonafini al señalar que defienden el terrorismo de Estados Unidos, el símbolo opuesto de las Madres de la Plaza de Mayo, constituidas por el amor a los hijos asesinados por tiranos impuestos por Washington.

En definitiva un alma miserable.

 

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