Ya es oficial. Pasó lo que muchos suponían: los demócratas no pudieron sacar de la Casa Blanca a Donald Trump, quien quedó exonerado de todas las acusaciones y de seguro saldrá del intento de revocación mucho más fortalecido, políticamente hablando.
Ni siquiera el voto de Mitt Romney fuera de la caja republicana pudo defenestrar al díscolo mandatario, quien logró el respaldo casi unánime de su partido, como todos esperaban. La casi monolítica unidad de los republicanos permitió desestimar los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso que le imputaban al presidente estadounidense por presiones a Ucrania para obtener beneficios electorales.
El resultado de la votación en el Senado confirmó la actual subordinación republicana a los locos antojos de Trump y de paso demostró la incapacidad demócrata.
Lo que se avecina
A 7 meses de las elecciones presidenciales, Donald Trump tiene un 49 por ciento de aceptación, la cifra más alta de su mandato iniciado hace poco más de tres años.
El Partido Republicano, que en un inicio le viró la espalda, ahora está más que subordinado, sometido a la voluntad presidencial.
El bando demócrata, por su parte, no tuvo músculo suficiente en una pelea amañada, pero lo peor es que tampoco parece tener fuerzas para la campaña electoral que se avecina.
Ahora que nadie dude que el deslenguado mandatario aprovechará esta victoria política para abrir fuego de diestro y siniestro por Twitter o por donde se le cante.
De aquí a noviembre, el mes en que Estados Unidos volverá a las urnas, veremos a un Trump política y verbalmente desatado, así que prepárense para lo que viene.
Licenciada en Español – Literatura. Periodista. Profesora Asistente. Habilitada en guión y realización de programas de TV. Editora del sitio digital de la televisión de la provincia de Guantánamo. Bloguera y activista de las Redes Sociales