Un proyecto bipartidista introducido en el Senado para promover el fin de las limitaciones de viajes a la nación caribeña, cuenta con el respaldo de 55 de los 100 legisladores de esa instancia.
Al mismo tiempo, varios sondeos muestran que la mayoría de los estadounidenses, incluyendo los cubanoamericanos, apoyan la apertura hacia el territorio antillano, los viajes y el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington hace más de 55 años.
Pese a ello, y a los llamados de diversos sectores a no dar marcha atrás a los avances alcanzados en los últimos años en algunos ámbitos de las relaciones bilaterales, los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio publicaron regulaciones restrictivas que entrarán en vigor desde mañana.
Como recordó este miércoles la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, las transacciones relacionadas con viajes que involucran a Cuba solo están permitidas para 12 categorías de actividades específicas, y las transacciones relacionadas con viajes turísticos siguen prohibidas.
A ello se suma que como parte de las normas dadas a conocer este miércoles, los viajes educativos individuales ‘pueblo a pueblo’ que no tengan carácter académico ya no estarán autorizados.
De igual modo, la OFAC exige que todos los viajes ‘pueblo a pueblo’ educativos no académicos se realicen bajo los auspicios de una organización que esté alcanzada por la jurisdicción de los Estados Unidos, y obliga a los ciudadanos norteamericanos a estar acompañados de un representante de la entidad patrocinadora.
En el caso de las visitas autorizadas por motivos educativos, también deberán contar con el acompañamiento de una persona sujeta a la jurisdicción estadounidense que sea representante de la institución patrocinadora de la estancia.
Mientras tanto, un apartado descrito como ‘viajes de apoyo al pueblo cubano’ demanda que cada estadounidense en esa categoría participe en un programa de actividades de tiempo completo que impliquen una interacción genuina con individuos en Cuba.
Estas personas podrán alquilar una habitación en una casa particular, comer en restaurantes privados conocidos como paladares y hacer compras en tiendas gestionadas por trabajadores cubanos por cuenta propia.
Varias fuentes consideran que tales medidas impactarán negativamente en el número de estadounidenses que van a la isla y perjudicarán al sector privado que Trump dijo apoyar en junio último al firmar un memorando presidencial sobre la política de su gobierno hacia la isla.
De acuerdo con datos de la nación caribeña, durante 2017 más de medio millón de norteamericanos y más de 320 mil cubanos residentes en Estados Unidos realizaron visitas al territorio caribeño.
Numerosas voces contrarias a las prohibiciones de viaje señalan que las medidas restrictivas son una violación del derecho a viajar libremente de los propios estadounidenses.
A ello se une que a finales de septiembre, a raíz de incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos en La Habana de causas aún desconocidas, el Departamento de Estado emitió una alerta de viajes que insta a sus ciudadanos a no moverse a la mayor de las Antillas.
Tal advertencia se difundió a pesar de que agencias y organizaciones de viajes, y norteamericanos que han ido con frecuencia a la isla, la reconocen como un destino seguro.