Guantánamo.- Con el propósito de recalcar la necesidad de concientizar y revertir la situación del planeta con relación a la escasez de agua, las Naciones Unidas instauró el 22 de marzo de 1992 el Día Mundial del Agua.
La mayor parte de las actividades humanas demandan el uso de este recurso, sin embargo tan sólo un 3 % en la Tierra es dulce o fresca, el 70% se encuentra en los casquetes polares, el 29% en acuíferos subterráneos, algunos inaccesibles para su extracción y en la humedad del suelo, y el 1% del agua dulce restante, en fuentes superficiales como ríos, lagos, lagunas y arroyos.
Hoy en día millones de personas viven todavía sin agua potable en el hogar, la escuela, el lugar de trabajo, la granja, la fábrica…A menudo, se olvidan los grupos marginados: mujeres, niños, refugiados, pueblos indígenas, personas con discapacidad y muchos otros. No por casualidad, el tema de este año es “No dejar a nadie atrás”. Se trata de una adaptación de la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: todo el mundo debe beneficiarse del progreso del desarrollo sostenible.
Cuba, afectada en los últimos períodos por una intensa sequía, que es cíclica y está alimentada por el cambio climático, el llamado a su uso racional es permanente a través de múltiples campañas. Por su parte, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) está inmerso en un programa inversionista para subsanar las abundantes deficiencias, como salideros y redes que urgen de inmediata reparación o sustitución, que atentan contra la estabilidad del servicio en no pocas zonas del país.
Cuando arribamos a la fecha, los embalses de Guantánamo acumulan poco más del 40 por ciento de su capacidad. Baste mencionar que la presa Faustino Pérez, principal fuente de abasto a la ciudad capital de la provincia, tiene cobertura para algunos meses, pero de continuar escaseando las precipitaciones las situación podría empeorar.
En el municipio de Niceto Pérez se encuentra La Yaya, el mayor de nuestros reservorios que admite unos 160 millones de metros cúbicos pero, desde hace años no logra ese volumen lo cual provoca serias afectaciones a esa región agrupecuaria.
La situación no admite irresponsabilidades, ya sean individuales o colectivas, pues este es un asunto que nos concierne a todos de ahí que extremar las medidas para su ahorro y contribuir a erradicar su despilfarro tanto en los hogares como en los centros estudiantes o laborales e incluso lugares públicos, es tarea de primer orden.
Una persona puede sobrevivir sin agua aproximadamente una semana, pero hay que tener en cuenta para hacer este cálculo las condiciones climáticas, la cantidad de grasa corporal y el estado de salud en general.
En pocas palabras: el calor, el sobrepeso y una enfermedad pueden matarte más rápido si no hay agua cerca. Entonces, sirva este día, para marcar pautas definitivas y asumir actitudes inteligentes y responsables para el uso de un recurso que es sinónimo de vida.
