Sicología en el fútbol

El desarrollo de las ciencias del comportamiento aplicadas al deporte mundial ocurre en dos campos desde hace décadas. Por un lado están los estudios realizados en universidades, institutos y centros de investigación; por el otro los desempeños de los sicólogos en federaciones, clubes y equipos deportivos.

Esta situación incluye al fútbol, pues un grupo de profesionales estudia las regularidades sicológicas del jugador y su equipo, mientras otros aplican los resultados obtenidos y a su vez, en muchos casos, realizan sus propias investigaciones.

El especial significado del fútbol como evento movilizador de multitudes estimula a los sicólogos a participar de una forma u otra en su dinámica. Y aquellos especializados acumulan un volumen de conocimiento impresionante que puede aplicarse de forma generalizada.

Pensemos que toda ciencia está al servicio de la sociedad y el fútbol es una institución de esta. Desdichadamente, no existe una relación lineal entre el hecho científico y su aplicación inmediata a la práctica, un fenómeno no exclusivo del deporte y mucho menos del balompié.

La aplicación de la ciencia está mediada por la comprensión de quienes lideran la actividad práctica, por sus urgencias y la capacidad para emplear de modo equitativo y justo a los expertos y sus conocimientos.

Si bien muchos admiten que la ciencia puede mejorar los procesos, otros manifiestan que no soluciona todos los problemas. Y esto último “basta” para no enredarse con los riesgos que implica su aplicación.

Los sicólogos del deporte sienten, en algunos espacios, que no son tomados en consideración, ni comprendidos. A veces acaban rebatidos. Por eso, uno de los retos actuales consiste en comprender la interacción entre ciencia, tecnología y sociedad.

En este punto deviene crucial la percepción de la sicología del deporte por parte de entrenadores, directivos y deportistas; la cultura científica de esos actores y la comunidad de intereses.

Los mejores resultados se obtienen cuando existe una conciencia común sobre los objetivos perseguidos; se establece un flujo de confianza mutua, las relaciones entre sicólogos y actores adquieren carácter afectivo y se corroboran en la práctica los resultados científicos.

A partir de un trabajo realizado sobre las relaciones entre ciencia y sociedad, por parte de una organización regional, pueden plantearse preguntas que arrojen luz sobre las posibles resistencias, avatares o contingencias de la participación de los sicólogos en equipos de fútbol.

Las alternativas comprenden si las ciencias del comportamiento facilitan el desarrollo a grados superiores de actuación; si al respecto se posee una creencia positiva o negativa; si se deposita confianza o no en los sicólogos y si se considera que los efectos serían positivos.

También podría desentrañarse si los entrenadores, deportistas y directivos poseen conocimientos sobre sicología del deporte y llegan a incorporarlos a su práctica; en qué medida existe la tendencia a informarse sobre estos temas y cómo asumen el riesgo de su utilización.

Con los datos que germinarían de tal pesquisa se favorecería la reflexión sobre el estado del arte en sicología del deporte; la identificación de las necesidades de conocimiento y tecnologías, así como las vías para su instrumentación; el establecimiento de prioridades; el desarrollo de programas de comunicación social y otras formas de aplicación práctica.

-II-

El fútbol está considerado entre los juegos con pelota de mayor relevancia sociocultural, histórica y política. Es una magna institución deportiva a nivel mundial.

Resulta difícil encontrar un corazón que no lata a ritmo acelerado cuando se produce un gol, y todos nos debatimos en comprender el misterio de su encanto.
La irrupción allí de las ciencias del comportamiento queda ilustrada en las consideraciones expuestas por V. A. Rodionov: «el proceso de formación de las cualidades físicas depende de la estructura de las cualidades volitivas, de la claridad de los objetivos, la entereza y la perseverancia.

»El dominio de la técnica de los movimientos se determina con cualidades sicológicas como la capacidad para el aprendizaje, la variabilidad de los estereotipos dinámicos, la sutileza de las sensaciones musculares motoras y la exactitud de las percepciones.

»Los índices cualitativos de las acciones tácticas del deportista están relacionados con las particularidades individuales de transformación de la información, con las particularidades del razonamiento y la memoria operativa», señala el experto.

De esta forma, aparentemente sencilla, se resalta el lugar de la subjetividad en la actuación de los futbolistas.

Para construir una opinión sobre el sentido otorgado a las ciencias del comportamiento, entrevistamos a entrenadores, jugadores y sicólogos con experiencia en la disciplina. El objetivo: obtener puntos de vista, una vivencia mesurada.

Fruto del testimonio de sicólogos del deporte, hallamos que los entrenadores están interesados en obtener el perfil sicológico de los jugadores y ayuda para amortiguar el estrés en las competencias, en especial los defensas.

Además requieren recursos para elevar y mantener la disposición de los atletas a rendir; para regular su comportamiento con los árbitros; y para ejercer control sobre los padres en condiciones de competencia y preparación.

Por otro lado, los estrategas requieren equilibrar el estilo de vida de los jugadores; apoyar la solución de problemas derivados de su preparación táctica; formarlos en valores y apegados al juego limpio; evitar actitudes que lleven al dopaje y apuntalar la concentración mental.

No obstante, las entrevistas alertaron sobre asuntos de naturaleza sicológica poco mencionadas, como las vinculadas a la recuperación del futbolista, a su respuesta ante las cargas de entrenamiento y a la incidencia de esta ciencia en la preparación técnica.

¿Qué solicitan los entrenadores al sicólogo con mayor frecuencia? Que los deportistas tengan control de sus emociones; mejorar la comunicación con ellos; atender sus problemas y las faltas disciplinarias; proveer control emocional al momento de hacer gol; incrementar la unidad del equipo y cualidades volitivas como luchar hasta el final.

También suelen demandar herramientas que favorezcan la adaptación a los cambios de entrenadores, así como indicadores para evaluar la eficacia del trabajo realizado.

Mejora de la atención y concentración, control emocional, cohesión grupal, superación de adversidades, motivación individual y grupal suelen ser aspectos muy solicitados.

Igualmente destaca el aprendizaje de habilidades para manejar la motivación, los pensamientos positivos y negativos, la creatividad, actitud y autoconfianza.

El estudio también arrojó necesidades tendientes a tratar los conflictos dentro del staff técnicoel estrés de los profesores, la relación intercultural y el rechazo al entrenador por sus métodos y estrategias.

-III-

¿Quétareas de los sicólogos suelen considerarse provechosas por parte de los entrenadores?

La evaluación de los jugadores, el asesoramiento ante problemas que afectan la dinámica grupal y para conseguir la adherencia al entrenamiento también destacan por aportar mejorías en la atención, la concentración, el control emocional y la motivación.

Los técnicos agradecen además la asistencia a los deportistas, y el apoyo didáctico y sicopedagógico para transmitir instrucciones técnico-tácticas.

Asimismo el sicólogo favorece la integración del ambiente familiar de los atletas con el propio del equipo; interviene en el diseño del plan de trabajo a lo largo del certamen, y en la actividad previa a los partidos, a través de técnicas participativas.

Su papel cobra mayor relevancia todavía a la hora de manejar situaciones críticas, como triunfos o derrotas claves, buenas o malas rachas, entre otras.

¿Qué preocupaciones suelen afectar a los estrategas?

Sin dudas, la preparación física de los jugadores, sus bajos rendimientos, los problemas de salud y malos hábitos; la inadaptación al sistema técnico-táctico propuesto, las indisciplinas, el ambiente social externo; la poca versatilidad y dinamismo de algunos atletas, y las dudas sobre la influencia real del sicólogo. Esto último puede llevarlos a evaluar si su autoridad se ha visto menguada.

¿Aspectos que frecuentemente deben mejorarse en la relación entre entrenadores y jugadores?

La comunicación, la disposición a rendir en entrenamientos y competencias, y las discrepancias sobre aspectos técnicos, tácticos y metodológicos.

¿Problemas usuales entre técnicos y futbolistas?

Falta de confianza mutua, inadaptación al estilo y métodos del DT; poca habilidad de este último para expresar aceptación hacia la plantilla; supervisiones disciplinarias que los atletas entienden como punitivas; poca identificación con profesores llegados desde ámbitos ajenos; sobrevaloración de los titulares y subestimación de los suplentes.

¿Conflictos típicos entre jugadores?

La lucha por el liderazgo y problemas derivados de relaciones sentimentales, de la fama y de incompatibilidades por las actitudes y el carácter.

¿Qué errores o deficiencias causan derrotas a un equipo?

Falta de concentración, mal entrenamiento, presión excesiva del medio social, falta de integración grupal, desmoralización colectiva, sentimientos de inferioridad, ausencia de preparación sicológica; errores por falta de comprensión de la idea técnico-táctica; e individualismo en contraposición del espíritu grupal.

¿Críticas más comunes de los entrenadores a los jugadores?

Falta de concentración e incumplimiento de lo indicado; poca implicación en el equipo, bajo rendimiento, escasa motivación; inadecuada actitud frente a las exigencias de la competencia; indefinición de los objetivos a cumplir; errores en momentos críticos, indisciplinas y falta de valor, control e intrepidez.

¿Qué diferencia a los mejores futbolistas de los no tan buenos?

El amor propio, la responsabilidad ante el entrenamiento, la vida sana; tomarse las cosas paso a paso, sin la ansiedad de llegar al éxito prematuramente. También un grado intelectual notable, autoconfianza, autocontrol, motivación interna y externa, autoconocimiento, creatividad, buena percepción temporal y espacial; conocer el momento exacto para aplicar la técnica adecuada, y saber definir.

Tomado de JIT

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