Sesenta años después

Los guantanameros Reyna Esther Deliz Rouseaux  y Domingo Viscalla Bout, agradecen a José Ramón Machado VenturaGuantánamo.-  “Nunca es tarde si la dicha llega”, dice un viejo y popular refrán. Y si esta dicha, es la de agradecer un acto humanitario, entonces el placer se agiganta, y ya no importa el tiempo que se esperó para cumplir un sueño personal.

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Innumerables fueron las muestras de respaldo a la Revolución, expresadas durante el periplo de dos días por centros estudiantiles y laborales, barrios y comunidades de la ciudad del Guaso, así como el cariño profesado al compañero Machado, uno de los líderes históricos de la Revolución, y que de manera muy especial ha estado permanentemente vinculado al territorio del Alto Oriente cubano, desde hace seis décadas.

 Machado o “Machadito” como los de mayor edad aún le llaman, y como se le conoce en las montañas guantanameras desde marzo de 1958, estuvo junto al entonces Comandante Raúl Castro Ruz, y otros combatientes en la fundación del Segundo Frente Oriental Frank País García, en el que dirigió su Departamento de Sanidad.

Bajo su dirección llegaron hasta el lomerío guantanamero los primeros médicos que la Revolución mandaba a los lugares más recónditos de todo el país, junto a numerosos programas asistenciales en beneficio de la población más humilde y desprotegida del país. Sus huellas están presentes en los avances sociales que hoy muestra la provincia de la que es diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Y es precisamente en esas montañas guantanameras del actual municipio de El Salvador, donde nacieron las historias de agradecimiento de Reyna y Domingo y que son contadas seis décadas después.

La septuagenaria Reyna Esther Deliz Rouseaux, se mantiene ejerciendo como maestra en la escuela primaria Fabio Rosell, cercana al centro comercial de Cuartel y el 4 Norte, visitado por los nominados a Diputado y Delegados. Allí no dudo ni un momento para   agradecerle al Médico Comandante Machado haber salvado de la muerte su hermano, quien a finales de 1958, y con 11 meses de edad padecía de un brote diarreico del que ya había muerto más de cinco niños de la zona.

“Gracias Machado por personalmente atender a mi madre y al bebé en el hospital rebelde de Majimiana que usted dirigía, gracias por los medicamentos que les dio gratuitamente. Gracias a la Revolución, hoy mi hermano está vivo y es un profesor de enseñanza técnica en el politécnico Diomedes Córdova”.

 Igual de emotivas fueron las palabras del coordinador de los Coordinador de la zona 128 de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) Domingo Viscalla Bout, un gallego de 68 años de edad que recuerda las muchas veces que vio pasar al Comandante Raúl, a Vilma Espín, a Machado y otros combatientes, por su casa cuando se dirigían hacia la fábrica de bombas que existía en el frente rebelde.

“Mi mamá le decía con cariño Machadito. Ella siempre le agradeció haberla curado, más de una vez, y por recibir de sus propias manos y de las de Vilma, las medicinas para toda la familia”, esas cosas hacían que todos los guajiros sintieran un afecto especial por los combatientes y lo apoyaran en todo.”

“Que satisfacción para mi, ver sesenta años después al legendario guerrillero, médico y dirigente de la Revolución, entre este pueblo de Guantánamo que tanto lo quiere poder decirle sencillamente ¡Gracias Machado!

 

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