¡Salve Chávez!

Hugo Chávez y su impronta en el ALBAGuantánamo.- Aún late adolorida en la memoria el recuerdo  la tarde de aquel 5 de marzo cuando el mundo conocía la noticia de la muerte de Hugo Chávez. A cuatro años de su  partida física, su ejemplo y pensamiento siguen circundando con renovada vigencia. 

El líder de la Revolución Bolivariana es presencia viva en Venezuela, más allá de afiches y carteles que multiplican su imagen en avenidas, calles y fachadas se siente en los cerros, en los hogares de los humildes por quienes hizo tanto y a quienes dio salud, educación, cultura y otros tanto beneficios a través de las misiones sociales que redujeron considerablemente la pobreza extrema del país, ofreciendo mejores condiciones de vida a los venezolanos.

Pero la impronta de Chávez traspasa las fronteras de su tierra y se agiganta en su otra Patria, la grande: Latinoamérica. Pensando en ella ideó la Alianza Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA), iniciativa a la que de inmediato se unió Fidel Castro y el 14 de diciembre del 2004 se materializó en La Habana.

Se trata de una propuesta de integración diferente para los pueblos de la región que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Más de diez países forman parte de ella en calidad de miembros, invitados especiales y observadores.

Al ALBA le corresponden méritos como haber alfabetizado alrededor de 4 millones de personas, la graduación de más de 20 mil 780 médicos Integrales Comunitarios de 123 países, de los cuales superan los 8 mil 400 los pertenecientes a países de ese organismo al que le corresponde además el mérito de haber creado la Escuela Latinoamericana de Medicina “Salvador Allende” (ELAM).

Incontables son los éxitos que en materia de integración ha logrado el ALBA en los países de la zona, como incalculable es también  la profundidad de la huella de Hugo Chávez, el mismo que de niño vendía los dulces típicos de su natal Sabaneta de Barinas y de joven alzó su voz para denunciar las injusticias cometidas contra su pueblo y no dejó de luchar hasta cumplir su promesa de convertir a Venezuela en un mejor país.

Fue un revolucionario íntegro que como mismo ganó el respeto de buena parte de sus enemigos, también obsesionó a otros para tratar de deshacerse de él. Chávez le devolvió a los venezolanos su hermosa Patria, pero también reescribió la historia latinoamericana y caribeña.

A cuatro años de su muerte, nos resistimos al hecho porque Chá­vez sigue viviendo en Venezuela, en América Latina y en  el mundo por su legado político, por su carisma de gente humilde, de llanero, por su verbo encendido y su candidez humana.

La Cumbre Extraordinaria del ALBA que sesiona este domingo en la patria de Bolívar es momento propicio para rendirle tributo. Unos 200 invitados de todas partes del mundo, incluyendo presidentes y primeros ministros, están presentes para honrar su memoria. 

En Cuba, su segunda tierra, lo recordamos como al mejor amigo, lo adoptamos como otro hijo sobre el que el eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro, expresara el 11 de marzo del 2013:  “Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era. Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo”.

 

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