Efectivos de la Policía de Bolivia reprimieron este jueves con gases lacrimógenos a los manifestantes que se trasladaron desde la ciudad de El Alto hasta aquí con los restos de las víctimas de la operación militar de Senkata. Con consignas que exigen justicia y la salida inmediata de la presidenta interina, Jeanine Áñez, la multitud tras recorrer 20 kilómetros fue dispersada por los órganos de seguridad a 200 metros de la Plaza Murillo, sitio donde se ubica el Palacio de Gobierno.
La marcha tenía como premisa denunciar el asesinato de ocho ciudadanos, víctimas de disparos de armas de fuego durante el operativo policial-militar desarrollado este martes en las intermediaciones de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.
Asimismo, los manifestantes reclamaron el restablecimiento de la democracia tras el golpe de facto y el retorno a la nación del líder indígena Evo Morales, mientras llevaban al menos cuatro féretros de las víctimas de Senkara.
En medio de la represión, se viraliza en las redes sociales imágenes de los miembros de las comunidades originarias cargando en hombros los ataúdes por la principal avenida paceña y otras de un joven trepando a un carro de asalto del ejército ondeando la bandera indígena Wiphala.
Los organizadores de la protesta habían anunciado que la marcha debía dar una vuelta por el centro paceño y terminar en una concentración en la Plaza de San Francisco, sitio tradicional de actos políticos, objetivo que no han podido alcanzar tras las acciones de dispersión provocadas por la Policía.
En medio de este panorama, el centro de la Plaza Murillo está rodeada de militares mientras sesiona la comisión de constitución donde se analiza un total de tres proyectos, convocando a la reconstitución de los tribunales nacionales y departamentales.
Las propuestas legislativas plantean en un plazo máximo de 15 días la designación de los miembros de los tribunales departamentales, quienes en 48 horas deberán convocar a las elecciones generales.
