Reordenamiento en Comunales: ¿Más de lo mismo?

De ocho carros especializados, solo trabajan dos por carencia de neumáticos y baterías, según directivos de Comunales.

Comunales transita en este minuto por un proceso de perfeccionamiento que se inició hace aproximadamente un año. Otro. En 2006, tras décadas de subordinación a los gobiernos locales y teniendo en cuenta el monto de las inversiones que se requerían hacer en esa labor para que emergiera, por fin, se decidió que la actividad fuera atendida por el Ministerio de Economía y Planificación

Ahora, 16 años después de aquella determinación con la cual no cambió el triste panorama de la basura regada por todas partes, de nuevo la empresa encargada del mantenimiento de la higiene comunal, de las áreas verdes, de parques sociales e infantiles, vuelve a manos del primero de sus “dueños”.

La intención del cambio es quitarle de encima a la empresa el peso de unos cuantos encargos que, según el acuerdo del Consejo de Ministros que lo aprobó, no les tocan.

Al informar al respecto, Oscar Jones Carbonell, subdirector general de la Empresa provincial de Servicios Comunales, informó a Venceremos que ya en Guantánamo ese proceso, que le llaman reordenamiento, devolvió la atención del alumbrado público y de los grupos electrógenos de montaña a la Organización Básica Eléctrica (OBE); los zoológicos a la empresa nacional correspondiente, y a Acueductos y Alcantarillado el pago de la distribución de agua mediante pipas en todos los municipios.

Queda pendiente el traspaso de los viales, incluyendo las brigadas manuales de mantenimiento de caminos de montaña (peones camineros) a la entidad que le concierne, y como elemento novedoso, la próxima creación de una Unidad Básica independiente para dirigir los servicios funerarios y necrológicos.

Así, Comunales debe, se supone, “centrar todos sus esfuerzos y atención a la higiene de ciudades y comunidades, a las áreas verdes y su mobiliario urbano, pero a partir de los ingresos que sea capaz  de generar y no como actividad presupuestada por el Estado, como ha sido toda su vida.

Eso de autofinanciarse supone la constitución de empresas municipales con un nuevo esquema en su gestión económica, y es parte del proceso de cambio para el cual fue presentada la propuesta a los intendentes de cada municipio”, precisó Carbonel, quien ocupa la mencionada responsabilidad desde hace más de 20 años.

Pudiera ser, sin embargo, una mudanza más si se pierde de vista que la entidad necesita quitarse de encima sus propias carencias y chapucerías, pues le han ganado muchísimo terreno a la eficiencia, y de mantenerse, ni aunque la atienda “el médico chino” podrá sanar sus males.


El más visible, el más complejo de ellos, y ha sido siempre “su maletín” es, sin duda, la recogida de desechos y con ella la higiene de la urbe del Guaso y sus alrededores. Y es el punto.

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Los carretoneros reclaman atención de la empresa, pero “por no ser trabajadores de esta” no les facilitan adquirir en el mercado estatal medios de protección y recursos para mejorar la calidad y eficiencia de su labor.

La hora de los carretoneros, pero…

Desde el amanecer del jueves último andamos tras el rastro de la basura. Después de recorrer medio reparto Caribe, en la misma esquina de 1 Oeste y 17 Norte, nos encontramos al primer carretonero acopiando desechos sólidos, restos de una chapea que parecía reciente, incluso el fango que la lluvia acumuló al pie de los contenes. En verdad, unas cuadras más arriba por primera vez en un montón de días “velándolos” vimos el inconfundible carro naranja de la recolección por la calle 18 Norte.

La dotación en movimiento. Nada los identifica a no ser las palas en sus manos descubiertas, recogiendo suciedades al pie de un destartalado contenedor que tiene más basura alrededor que dentro. No llevan medio alguno que los proteja de las enfermedades que pueden contraer entre tanta basura y putrefacción.

Al carro recolector no logramos alcanzarlo, pero el carretonero, sin embargo, igual con sus manos sin guante, con camisa y pantalón de esos que el cubano llama de las MTT y unas botas de goma, casi nos da la bienvenida en una de las esquinas que ese día dejó reluciente.

Se llama Juan B. Aguirre Claro y tiene 62 años, ocho de los cuales lo ha dedicado a esa labor al servicio de Comunales. Es el encargado de la recogida en el cuadrante conformado entre las calles 1 y 2 Oeste, desde 14 hasta 18 Norte. Le preguntamos por el origen de sus botas, casi nuevas, y comenta que “se las compré a un particular hace unos días en 2 mil 500 pesos, porque Comunales no nos vende nada”, asegura.

Su carretón está hecho con retazos de madera y zinc en mal estado, halado sin embargo con un caballo al parecer bien atendido. “No nos ayudan aunque sea vendiéndonos a precios del Estado la madera para arreglar la carreta”.

Ya lo habían referido otros y añaden sobre salarios que la entidad no les paga domingo trabajado y, por tanto, al amanecer del lunes el cúmulo de basura es considerable.

“Si el mes es de 26 días hábiles, ganamos alrededor de 7 mil 800 pesos, si es de 27, más de 8 mil. No está mal, pero no tienen por qué poner un tope. Refieren que sus trabajadores ganan muchísimo menos y cuando ven que estamos ganado demasiado nos limitan, y la vida está cara, si vas a una carpintería para mejorar la carreta te cuesta más que un caballo. Por eso la gente se va de Comunales”, comentó Leonel Cajigal, ayudante del carretonero “oficial” en un área comunal del Caribe.

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Solo quedan 30 contenedores de 200 que existían en los repartos Obrero y Caribe en 2015.

Ni por la libre ni por su cuenta

Este último reparto y el Rubén López Sabariego son considerados como los más complejos por la recogida mediante tracción animal. Solo hay contratados 56 carretoneros para toda la ciudad, quienes captan apenas el seis por ciento de los desechos en sus respectivas áreas. 

En los años 90 sumaron 300, pero hoy la mayoría prefiere transportar pasajeros, mucho más lucrativo, admite el subdirector general de Comunales y aclara:

“Los carretoneros no son trabajadores nuestros y, por tanto, no tenemos obligación de proporcionarles formas de protección o recursos para mejorar sus carretones, y tampoco exigirles que los usen. Son trabajadores por cuenta propia a quienes le pagamos por trabajo realizado”, alega.

Empero, Comunales, en su reordenamiento debe incluir facilitar la adquisición de esos medios, tal y como manifestaron los 10 carretoneros entrevistados, interesados en adquirir esos medios de protección a precio estatal, no a merced de revendedores.

Al respecto, el subdirector de Comunales aseguró que “ellos pueden comprar medios de protección, por ejemplo, en Suministro Agropecuario, donde los ofertan. Allí Yoel Laurencio Rodrìguez, el director general, aseguró: “tenemos en existencia múltiples bienes para la protección de los trabajadores de Comunales, pero jamás nos han contratado nada”.

Por su parte Yoelvis Ravelo Laborde, director de los almacenes centrales de Suministro Agropecuario Guantánamo, detalló, entre otros, overoles, guantes, fajas, botas de goma y de cuero, capas…

Esa entidad, perteneciente al Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma),  comercializa   esa mercancía al por mayor, pero también tiene dos puntos de venta para cualquier persona o entidad interesada, en la Avenida y 5 Oeste y en Pedro A. Pérez esquina a 12 Sur. Precios: botas de goma mil 750 pesos; overoles 800; guantes 295 y 300, sencillos o reforzados. Las ofertas se conocen en Comunales… los carretoneros la ignoran.

La precariedad de los medios técnicos y la inestabilidad de la fuerza laboral son suficientes para darse cuenta que para mantener limpios nuestros barrios y no echarle, por los siglos de los siglos, la culpa de todo a las indisciplinas sociales, que las hay,  es preciso pensar distinto ahora que Comunales vive momentos de cambio.

Hay que atraer, no desprenderse ni ahuyentar a nadie que brinda su esfuerzo en aras de una ciudad más limpia.

No es tanto arriba, sino abajo, pegado a la zona comunal, donde se gana esa batalla, porque esta es la hora de los carretoneros, dado el déficit de combustible, pero bien atendidos, incentivados, organizados…

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Imagen captada frente al cementerio San Rafael: un microvertedero con todas las de la ley.

La ciudad de Guantánamo genera diariamente alrededor de mil 200 metros cúbicos de desechos, sin embargo, solo se recogen de 400 a 600 metros cúbicos al día. En los repartos Obrero y Caribe, de 200 contenedores en 2008, actualmente no llegan a 30 los existentes y una buena parte deteriorados.

El ciclo de recogida de los carros especializado es cada 72 horas y por falta de combustible se realiza una vez a la semana. En los puntos de transferencia (cajas ampirol) debe evacuarse su contenido diariamente, pero hoy se hace cada 5 días y eso explica, por ejemplo, el microvertedero casi histórico ubicado frente al cementerio San Rafael.

El reordenamiento que hoy vive Comunales esencialmente busca eficiencia y calidad, y aunque es cierto que comenzó hace un año, ahí siguen, como enquistados, esos males que han lastrado siempre, lamentablemente, a un ejército que es todo sacrificio y una labor que nos favorece absolutamente a todos. Son males que hay que erradicar justo porque es otro el escenario económico y al final, la falta de higiene, la proliferación de vectores por un deficiente sistema de recogida o la enfermedad que pueda contraer un trabajador… igual nos afecta a todos.

(Por Haydee León Moya, Tomado de Venceremos)

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