¿Qué nos dejó el 11 de septiembre del 2001?

Duelen todavía aquellas imágenes ante las que el mundo se paralizaría el martes 11 de septiembre del 2001 mientras se desplomaban las torres que desatarían una estela de guerras que –a la luz de hoy– parecen no acabar.

En los días posteriores, el presidente norteamericano  George W. Bush  repetía una y otra vez que «esta cruzada contra el terrorismo» llevaría tiempo, anunciando así el llamado «nuevo tipo de guerra», una «guerra total» y «sin límite», que definiría situaciones, conflictos, intervenciones militares, nuevas amenazas contra Estados, coaliciones de Estados y todo cuanto se erigiera como «enemigo», una abstracción nombrada «el mal», bajo la justificación de la seguridad nacional y la salvaguarda de los derechos de quienes hacen de estos conflictos y de sus consecuencias, un negocio.

Muchas han sido las formas con las que se ha intentado enmascarar cada conflicto desatado, financiado o apoyado desde Norteamérica, en la que los medios de comunicación han sido la punta del iceberg, jugando de forma permanente con la mente y los sentimientos de millones en el mundo, especialmente el propio pueblo norteamericano.

Desde el punto de vista legal, se ­realzó la USA Patriot Act, o Acta Patriótica, que reforzaría el principio de emergencia permanente de un Estado que, a su vez, suspendía las limitaciones constitucionales que hasta el 2001 imponía a la Constitución para la lucha contra el terrorismo, resurgiendo prácticas como la tortura –siempre que se realizara fuera de territorio estadounidense– y creándose un departamento al máximo nivel reconocido como Seguridad Interna o Seguridad Nacional, aunque en realidad se presentara como el Departamento de Seguridad de la Patria.

Según un informe del proyecto Costs of War, de la Universidad de Brown, Estados Unidos ha gastado en guerras desde el 2001 unos ocho billones de dólares y tendrá que pagar otros tantos en intereses durante las próximas décadas. Aunque pasa el tiempo, siguen latentes y bien vivas las apetencias de guerra; recordemos que para el año 2019, Donald Trump ha aprobado un presupuesto récord de 716 000 millones de dólares para la «Defensa».

Ojalá recordar ese día y sus consecuencias posteriores, nos permita reflexionar y preguntarnos una y otra vez: ¿Tendrán precio las vidas de cientos de miles de víctimas inocentes de tantos conflictos desatados después del 11 de septiembre del 2001 y que parecen aún no tener fin?

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