Guantánamo.- Recientemente toda Cuba estuvo inmersa en una jornada de preparación para responder de manera efectiva a catástrofes naturales, sanitarias y de otra índole, a través del Ejercicio Popular Meteoro.
El ensayo concluyó la Semana de Reducción de Desastres y se incluyen en la antesala al inicio de la temporada ciclónica que en nuestra área geográfica se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre.
El Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología (INSMET) augura para este período la ocurrencia de unas 11 tormentas tropicales o ciclones, aunque seis de ellos pudieran convertirse en huracán y la probabilidad de afectación a la isla se ubica en un 40 por ciento.
Más allá de los números lo que realmente es vital es estar preparados y atentos a los avisos que emiten el INSMET y la Defensa Civil, porque una sola afectación para el país ya causaría daños.
No podemos estar ajenos a ningún evento climatológico que se forme en nuestra región, en los últimos años hemos sido testigos de cuan devastadores pueden ser. Los guantanameros tenemos aún latente la huella de Matthew que dejó cuantiosas afectaciones en el fondo habitacional y la agricultura, sobre todo en los municipios de Maisí y Baracoa, además de San Antonio del Sur e Imías y también Irma que mucho afectó a Yateras, así como a buena parte del país.
Definitivamente estos tipos de entrenamiento han posibilitado que Cuba sea capaz de minimizar las pérdidas de vidas y de los recursos materiales, además de que la población esté mejor preparada y tenga un mayor conocimiento del reto al que nos enfrentamos.
A lo anterior se suma la necesidad de profundizar en el conocimiento de la articulación de la Tarea Vida, en la que también participan diversos sectores, devenida en imperativo y una estrategia a seguir para el enfrentamiento al cambio climático, principal causante de los mayores desastres que hoy sufre el planeta.
En los simulacros participan tanto directivos como ciudadanos y este año también se hizo hincapié en la capacitación del personal a cargo de los damnificados de los cataclismos naturales, sanitarios o accidentes e igualmente se evaluó la disponibilidad de transporte y equipos de comunicación.
Del mismo modo, se pasó revista a las medidas para preservar recursos de la economía ante el impacto de fenómenos naturales, tecnológicos o sequías severas, además de otras vulnerabilidades identificadas en cada territorio.
Desde 1986 se realiza en Cuba este tipo de entrenamiento, una de las principales actividades que en el año realiza la Defensa Civil para disminuir el impacto de catástrofes. A la población nos toca sumarnos a la preparación conscientemente y contribuir con el esfuerzo del gobierno y estado cubano para evitar la pérdida de vidas y salvaguardar los recursos materiales, máxime en estos tiempos de creciente recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos contra nuestro país que dificulta la relación con algunos proveedores. Las restricciones se evidencian hoy en los mercados locales.
Entonces debemos intensificar la preparación de una retaguardia segura en caso de padecer el azote de alguno de esos eventos.
