Por Duaba, Baracoa: un desembarco de Honor

Guantánamo.-  “Tenemos Honor, tenemos Fortuna, nos falta Patria”. Así enunció el Silverio Sánchez Figueras, uno de los expedicionarios de la goleta Honor, aquel 30 de marzo de 1895, al zarpar desde la isla Fortuna, en Bahamas, donde la adquieren para seguir viaje rumbo a Cuba, región donde las fuerzas mambisas combatían por la independencia.

Era la madrugada del 1ro de abril de 1895 y  la goleta Honor tocaba la Isla por playa Duaba, en Baracoa. De ella,  arribaban una veintena de patriotas cubanos, entre ellos los Generales Antonio y José Maceo y Flor Crombet, tres de los más notorios jefes del Ejército Libertador.

Al pisar suelo cubano, los expedicionarios conocen  por el campesino Santos Rodríguez Jaime,  que se encontraban a unas 200 varas de Baracoa,  justo en una playa donde, según criterio de un historiador, las olas llegan con  una blanda caricia de espumas que moja la arena prieta.

Los patriotas cubanos tenían la misión de contactar con los insurrectos guantanameros, al frente de quienes estaba el mayor general Pedro Agustín Pérez. La acción debía materializar el plan organizado por José Martí de traer a Cuba a los principales jefes militares e incorporarse a la Guerra Necesaria  que comenzara el 24 de febrero de ese propio año.

Antonio Maceo acompañado de varios combatientes ya estaba en Cuba. La noticia de su llegada circuló tan rápido que dio fuerzas al movimiento insurreccional e hizo que las operaciones militares, ante la escasez de recursos y la ausencia de los principales jefes, tomaran un nuevo impulso. Como resultado de ello, miles de hombres se lanzaron a la manigua bajo el grito libertador de ¡Viva Cuba Libre!.

Consciente estaba Antonio Maceo de lo que representaba para los bravos orientales. En aquel momento orienta a Félix Ruenes, unido a él desde la primera jornada, que retorne a la jurisdicción de Baracoa y les imprima más vigor a las hostilidades, con la finalidad de distraer a las fuerzas españolas.

Los baracoenses se le incorporan y al conocer la noticia, Ruenes grita: ¡Llegó Maceo, se salvó la Revolución!, ¡Viva Cuba Libre!  En ese momento, se hacía una invitación a enfrentar al colonialismo español. La celada es sanguinaria. Las guerrillas de Yateras son atroces y Antonio Maceo lamenta la ausencia de su hermano José, de otros patriotas.

No obstante a estas fatalidades, el Titán de Bronce llega al Valle de Guantánamo y se junta a las fuerzas de Periquito Pérez. De esta manera, da a la guerra iniciada por José Martí  en febrero de 1895, el arrojo que solo una personalidad como la de él,  podía adquirir.

Hoy el ejemplo de Antonio Maceo, Máximo Gómez, José Martí y de los otros patriotas, se acrecienta entre los guantanameros, para rendir homenaje a quienes aquella madrugada del 1ro de abril de 1895, llegaron en la goleta Honor para dotar a la Patria,  la anhelada libertad que llegara el primero de enero de 1959.

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