Periodista; entre lo difícil y hermoso

Periodista; entre lo difícil y lo hermoso

Periodista; entre lo difícil y hermoso

Guantánamo.- Hace algún tiempo tuve la oportunidad de participar en las pruebas de aptitud de la carrera de periodismo en Guantánamo y una vez terminado el examen una estudiante que actualmente cursa la carrera me preguntó: ¿Qué es lo más difícil de la profesión?

La interrogante me atrapó por sorpresa y demoré unos 15 segundos en reacción, que para la TV y la radio serían siglos de inactividad… Cuando logré reaccionar ante el disparo a quemarropa le contesté: -Ejercerla. No contenta con una única respuesta volvió a interrogarme:

¿Y lo más bonito? Sin dudarlo en esta ocasión contesté: Ejercerla.

En estas líneas intentaré justificar mis respuestas y no trataré de justipreciar a la que el Gabo calificara como la profesión más hermosa del mundo, esa tarea se la dejo a los consagrados en esta carrera que tiene tanto de ciencia, como de arte y oficio.

Lo más difícil

Uno de los momentos más tristes de mi carrera fue al llegar a Maisí tras el paso del huracán Matthew en el 2016, ver la destrucción dejada por aquel fenómeno natural y ser recibida por sus pobladores con un trago de café y la desolación en la mirada… Tragué las lágrimas que afloraron a mis ojos y me dispuse a contar una historia que excedía mi capacidad.

Otro de los álgidos fue cuando en plena labor reporteril, en el centro de la ciudad, al solicitar la opinión de un guantanamero me dijo: -¿Para qué voy a decir algo yo si ustedes no resuelven nada?- La impotencia me invadió y no pude más que retirar mi micrófono y mis buenas ganas.

En otra ocasión, frente a las cámaras, entrevistando a un funcionario público, de los que creen tener la sartén por el mango, formulé una pregunta que no obtuvo respuesta clara. Reformulé unas tres veces sin encontrar más que evasivas y solo logré hacer evidente mi frustración como después me haría saber una televidente. Todavía los televidentes y yo nos quedamos esperando una respuesta que nunca llegó.

Lo más bonito

El impacto de la pandemia, la educación a distancia, las orientaciones televisivas y muchas otras cosas llegaron para trastocar nuestras vidas, pero del pasado reciente uno de los recuerdos más bonitos es el de un pequeño de seis años que aprendió a leer bajo la guía de su madre o poder plasmar en cámara la hora de los aplausos a las 9 PM.

Ver en pantalla el primer audiovisual que grabé y edité yo misma entrenándome en el periodismo móvil o recibir la gratitud de un televidente que gracias a nuestro trabajo recibió orientación o respuesta para su problemática.

Conmover con una historia, hacer reflexionar con un comentario agudo o simplemente ponerle voz a una denuncia popular son para mi de las mayores gratificaciones de esta profesión.

Ser testigo de aquellos colegas en el gremio – a los que veo como maestros – por su entrega, sencillez y compromiso para con su misión social, que no pierden la fe en la utilidad de la virtud incluso en los tiempos más inciertos. Ellos siguen apostando por el diálogo franco que el público siempre agradece, a pesar del silencio de algunas fuentes, de la falta de respuesta, resolutividad y sensibilidad de funcionarios públicos para con los problemas de sus semejantes.

En el periodismo… ¿Qué es lo más difícil? ¿Qué es lo más hermoso? Sin dudas, otros profesionales del gremio podrán tener una respuesta diferente a estas interrogantes pero me reservo el derecho a discrepar y respeto sus diversas opiniones, pues eso es también uno de los principios de esta profesión que todos los días demanda lo mejor de cada uno de los que la ejercen.

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