Guantánamo.- Altivo y con la moral de una organización fiel a la soberanía nacional, a los principios y los objetivos por los cuales se gestaron las luchas independentistas desde 1868, el Partido Comunista de Cuba se ratifica como la confianza del pueblo cubano. Su creación y desarrollo se corresponden con la idea de unidad patria delineada con claridad meridiana por José Martí en las bases del Partido Revolucionario Cubano.
El mismo ideal que motivaría a Carlos Baliño a fundar el 16 de agosto de 1925 el primer Partido Comunista de Cuba, junto los jóvenes Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, y que mantendría su vitalidad tras el triunfo militar de los guerrilleros de la Sierra Maestra para dar paso primero en 1961, a la formación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), y luego al Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, sus más cercanos antecedentes.
El siglo XXI vislumbra nuevos desafíos para los habitantes de la mayor de las antillas, pero así como desde su fundación, el Partido Comunista de Cuba es, tal queda refrendado en la carta magna proclamada el 10 de abril de 2019, «martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, la fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista».
Lo anterior se refleja en los sucesivos avances económicos, sociales y culturales; en los pasos dados hacia modelos adecuados de gobierno local; en los éxitos de la lucha contra los enemigos externos e internos, y también en el desarrollo cuantitativo de la propia estructura política.
Desde su nacimiento militantes ejemplares de sus filas guían los principales procesos de estado no solo mediante la labor cotidiana y su perfeccionamiento; sino, además, a través del enfrentamiento a las manifestaciones negativas, que pueden palidecer la obra por la cual tanta sangre y esfuerzo se derramó hasta nuestros días.
El Partido, desde que aún era un prototipo, resalta como el mejor versificador de la poesía heroica de la unidad cubana. Su labor en este territorio lo demuestra también, cada día, muchas veces, incluso, en la grandeza noble del anonimato.
Sacrificios personales, sueños de progreso, heroicidades, dolores del alma y despedidas forzadas por el tiempo marcan la historia y el futuro de esta organización con memoria gigantesca. «Una nueva etapa de la Revolución se inicia con este Congreso.
El camino hasta aquí no ha sido fácil, pero lo hemos andado. El camino futuro tampoco será fácil, pero lo andaremos mejor todavía», dijo Fidel en la clausura pública del Primer Congreso del Partido. Los principales desafíos de entonces se parecen mucho a los principales desafíos de hoy, y ahora, en vísperas del Octavo Congreso del PCC, la vigencia de esa confianza resuena fuerte en los oídos del pueblo cubano, heredero de las tradiciones históricas, combativas y unitarias forjadas por Martí y Fidel.