Nuevas perspectivas de la producción petrolera cubana

La producción de petróleo en Cuba se adentra actualmente en una nueva etapa, caracterizada por el creciente interés de inversionistas extranjeros de participar en el desarrollo de esta industria en la isla.
Prueba de lo anterior es que atraídos por la prioridad que concede el Estado cubano a la participación de capital foráneo en el sector energético, cerca de 200 ejecutivos de unas 70 compañías de petróleo y gas de 15 países participaron en la Cumbre Cuba Oil & Gas 2017, recientemente efectuada en La Habana.

Aunque Cuba conoce la existencia del también llamado ‘oro negro’ en su territorio desde hace varios siglos, no fue realmente hasta los años 60 y 70 de la anterior centuria cuando las exploraciones para la extracción de ese recurso y del gas acompañante adquirieron fuerza.

En los años 90 y la primera década de este siglo el país comenzó a introducir modernas tecnologías de perforación, particularmente las de excavación horizontal, que permitieron incrementar la productividad de los yacimientos.

Si bien el sector petrolero está entre los primeros en los que se establecieron negocios con capital foráneo, tras la primera Ley sobre Inversión Extranjera en la década del 80 del siglo XX, hoy también está entre los más estratégicos.

Según directivos de la Unión Cuba-Petróleo (Cupet) -entidad que acompañó a International Research Netwoks en la organización del foro-, la nación ha firmado 42 contratos con compañías de diversa naturaleza para la exploración y producción de crudo.

Entre los más recientes figura el suscrito con la empresa BGP Inc, de China Nacional Petroleum Corporation, para la exploración conjunta de unos 25 mil kilómetros de líneas sísmicas de alta resolución, en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Cuba en el Golfo de México, y en las áreas norte, centro oriental y sur del país.

La empresa es uno de los líderes mundiales en esta actividad, para la cual dispone de tecnologías avanzadas y amplia experiencia. El proyecto, con una duración aproximada de un año, es el mayor de su tipo realizado hasta la fecha en el país.

Su representante en Cuba, Niu Zhiyong, afirmó que esta cooperación permitirá identificar y evaluar zonas con potencial para la exploración de hidrocarburos, y adelantó que la compañía también prevé firmar otro documento, esta vez para iniciar los trabajos sísmicos en tierra.

Además, la canadiense Sherritt International Corporation se encuentra en la mayor de las Antillas desde hace más tres décadas explotando con resultados exitosos yacimientos de la franja Norte; y desde hace poco más de un año, la compañía australiana Melbana Energy explora en el Bloque Nueve, uno de los más promisorios de los 45 en que se divide esa área.

En conversación con Prensa Latina, el presidente de Melbana Energy, Andrew Purcell; el director de Operaciones de esa compañía, Rafael Tenreyro; y el asesor del Ministerio de Energía y Minas, Manuel Marrero, manifestaron sentirse optimistas en que esta descubra un importante yacimiento en ese bloque el venidero año, cuando realice las primeras perforaciones.

De acuerdo con el director adjunto de Cupet, Roberto Suárez, esta entidad ha logrado mantener estabilidad en la producción, gracias a la buena utilización de los yacimientos que se están explorando y al uso de nuevas tecnologías.

Los principales objetivos de Cupet son: la prospección petrolera en los bloques de tierra y aguas someras que se extienden por unos 200 kilómetros en la costa norte de la isla, desde La Habana hasta Matanzas.

La entidad dispone de 35 empresas estatales y el apoyo de varias compañías mixtas, y de 23 mil 264 trabajadores, de los que el 37 por ciento son mujeres. Cuenta además con un alto potencial científico-técnico, en el que más de la mitad son técnicos o graduados universitarios.

Esta compañía también busca socios para la introducción de tecnologías que permitan la recuperación secundaria de los pozos ya explotados de la zona.

¿ES CUBA UN PRODUCTOR DE PETRÃ’LEO?

Esta pregunta se la formulan muchas personas, al conocer la alta dependencia de Cuba de la importación de combustible, inicialmente de Estados Unidos antes de 1959; luego, de la desaparecida Unión Soviética, y actualmente de Venezuela.

Sin embargo, la mayor de las Antillas produce anualmente cuatro millones de toneladas de petróleo y gas equivalente (unos 25 millones de barriles), de los bloques de tierra y aguas someras de la franja norte, con lo que satisface cerca de la mitad de sus necesidades energéticas, particularmente de generación de electricidad.

A juicio del director del Centro de Procesamiento Sísmico de Cupet, José Orlando López Quintero, el que el país cubra la mitad del consumo anual es muy importante.

En la franja norte se realizan las principales actividades productivas, incluso se concentran significativos esfuerzos de exploración, con muchas esperanzas de encontrar yacimientos importante de petróleo.

Si bien en términos generales Cuba es un país inexplorado desde el punto de vista de la producción de hidrocarburos, mantiene, no obstante, estabilidad en la producción energética gracias al trabajo y la optimización de los yacimientos actualmente en explotación.

A la estabilidad energética contribuyen la modernización y el mejoramiento de los rendimientos de las cuatro refinerías existentes y los avances en la introducción del gas natural licuado como combustible para la generación eléctrica en ciclos combinados.

Por otro lado, las cuencas petroleras cubanas presentan amplias perspectivas: además de la franja norte, de más de 100 mil kilómetros cuadrados, están las de la ZEE del golfo de México.

Esta es una mega-cuenca que tiene petróleo abundante, y está dividida artificialmente en tres partes, una perteneciente a Cuba, otra a Estados Unidos y la restante a México.

Estudios geológicos realizados en la ZEE muestran que los petróleos de Cuba, comparados con los de México y Estados Unidos, tienen similitudes y una historia geológica común.

En opinión del director de Exploración de Cupet, Osvaldo López, una estimación preliminar de recursos recuperables, tanto por métodos probabilísticos como deterministas, permite calcular más de 15 mil millones de barriles de petróleo en la ZEE, por lo que grandes existencias de hidrocarburos podrían ser descubiertas en esa zona.

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