Guantánamo. Si olvidamos nuestra historia, perdemos todo. Así pienso al conmemorarse durante estos días un nuevo aniversario del ataque mercenario a Playa Girón que concluyó con la primera gran derrota al imperialismo yanqui en América Latina.
En Guantánamo la fecha conmina, como otros acontecimientos históricos, a recordar lo que enfrentaron generaciones precedentes desde el dominio del colonialismo español, hasta las agresiones de todo tipo por parte de las sucesivas administraciones de Estados Unidos. Girón es una de ellas.
En el registro de los más de 150 Mártires de las acciones de Playa Girón ocurridas desde el 16 hasta el 19 de abril de 1961 en Bahía de Cochinos, Matanzas, aparecen los guantanameros Wilfredo Gonce Cabrera, Luis López Mustelier, Pedro Alcides Portuondo Bouly, Emilio Daudinot Pineda, Rolando García García, y el holguinero, devenido hijo de esta tierra, Luis Artemio Carbó Ricardo. Sus familias aún añoran su presencia, pues muy pronto sus precoces vidas fueron puestas al servicio de la Patria.
Estas acciones se convierten cada día en ejemplo de dignidad que enorgullece a las actuales generaciones dispuestas a defender las conquistas que otros legaron. Honrar honra, refirió el Apóstol de la independencia de Cuba José Martí y como también dijera el Ché: El mejor homenaje es el diario cumplimiento del deber.
Hoy cuando nuestro deber es cumplir cada vez lo que nos corresponde en el puesto en el cual nos desempeñamos, .es mayor en convencimiento, pues si bien no está físicamente el paradigma que convirtió a Cuba en el primer país de Latinoamérica que derrotara en menos de 72 horas a la potencia imperial más poderosa del planeta, el Comandante en Jefe Fidel, su impronta fructifica cada vez con el concepto de Revolución que nos legara, impregnado en nuestras entrañas.
La historia enseñó a los cubanos a ser agradecidos y a corresponder con solidaridad a las acciones de otros pueblos, que ofrecieron su ayuda en el momento que antes necesitamos. También a no aceptar limosnas, sino a ganarnos siempre con el esfuerzo colectivo lo que debía ser para todos. De ahí el derecho bien merecido de decidir el futuro, de escoger el camino más acertado para bien del pueblo.
Las sucesivas administraciones de Estados Unidos han arremetido contra esta heroica nación durante toda su historia y aún más desde el primero de Enero de 1959, desde cuando aplican el inhumano bloqueo económico político y comercial contra Cuba.
En una ocasión Fidel reflexionó refiriéndose a medidas aprobadas por la administración de Barack Obama: “La medida de aliviar las restricciones a los viajes en sí es positiva, aunque mínima. Hacen falta otras muchas… que se aplican exclusivamente a nuestro país… Nos gustaría que se respondiera a la pregunta de si los privilegios migratorios utilizados para combatir la Revolución Cubana y despojarla de recursos humanos se concederán también a todos los latinoamericanos y caribeños”, fin de la cita.
Obama ya no es Presidente de los Estados Unidos, lo es Donald Trump, quien ha demostrado su paranoia desenfrenada; otro dignatario de la potencia que históricamente ha pretendido afrentar al pueblo cubano, en medio de un cambio de política, pero no de objetivos… Con el mandato de Trump es incierto el camino abierto por Obama para el restablecimiento de relaciones normales entre Cuba y EEUU….
Gobiernos democráticamente elegidos en países hermanos como Venezuela son víctimas de acciones oprobiosas de organizaciones como la OEA, gobernada desde la Casa Blanca… Agresiones militares, amenazas permanentes contra la paz mundial definen el entorno hoy cuando rememoramos los hechos de Girón.
Golpes blandos, guerras no convencionales y otros términos que el imperio utiliza a su favor para desestabilizar gobiernos, subvertir sociedades y otras tantas patrañas, también enseñan a este pueblo a defenderse, a preservar sus conquistas y a luchar permanentemente en un Girón de todos los días, donde cabalga invicto Fidel.
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