No más ensayos nucleares

ensayos nuclearesGuantánamo.- Hasta Lise Meitner estaría muy de acuerdo con la aprobación unánime por las naciones miembros de la Asamblea General de la ONU, el 2 de diciembre de 2009, de la Resolución 64/35, declarando al 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.

La física austriaca fue miembro importante del equipo que descubrió la fisión nuclear, logro acaparado injustamente por el alemán Otto Hahn, por el que recibió el Premio Nobel de Química en 1944.

Lamentable es que la proposición científica de Lise de la existencia de la reacción en cadena contribuyó al desarrollo de la bomba atómica. Ella se negó a trabajar en el Proyecto Manhattan porque dejó claro, en cuanto se lo pidieron, que no quería saber nada de bombas. Desde el día después que Little Boy arrasó a Hiroshima, abogó por el uso pacífico de la energía nuclear.

Meitner, “una física que nunca perdió su humanidad”, como reza la lápida de su tumba, abogó por el control de armas hasta su fallecimiento en Cambridge, Reino Unido, el 27 de octubre de 1968, once días antes de cumplir los 90 años de edad.

Sin duda alguna la reconocida por muchos expertos como la madre de la bomba atómica hubiera apoyado la propuesta de Kazajistán de aprobar la Resolución 64/35 con el fin de conmemorar la clausura el 29 de agosto de 1991 del polígono de ensayos nucleares de Semipalatinsk, la principal instalación de pruebas que tuvo la extinta Unión Soviética.

Con horror Meitner fue testigo no solo de los crímenes de Hiroshima y Nagasaki, sino también de los 317 ensayos nucleares efectuados al aire libre solo por Estados Unidos entre 1945 y 1963, incluyendo la prueba Trinity, del 16 de julio de 1945, en White Sands, la primera de su tipo en la historia, en la que se detonó el dispositivo nuclear de nombre clave Gadget.

Una de ellas, la Castle Bravo, con una potencia equivalente a 15 millones de toneladas de TNT (15 megatones), realizada en 1954 en el Atolón Bikini, provocó una contaminación radiológica extensa en las Islas Marshall, incluyendo habitantes y soldados norteamericanos estacionados allí, así como la muerte de varios tripulantes de un barco japonés de pesca.

Entonces el público mundial reaccionó con energía y tomó conciencia de los efectos a largo plazo de los test. Eso llevó a la adopción por la URSS y EE.UU del Tratado Antártico, de 1961, obligando a los estados firmantes a abstenerse de llevar a cabo en esa región acciones militares, incluido el ensayo de cualquier tipo de armas.

Al año siguiente el mundo estuvo muy cerca del desastre nuclear por la agresiva política de Washington, que incluía mantener su superioridad en armas estratégicas sobre la URSS y la Operación Mangosta que preveía una invasión militar para derrotar a la Revolución cubana.

Como respuesta La Habana y Moscú acordaron la instalación de misiles de alcance medio en la Isla, lo que derivó en la llamada Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, finalizada tras un acuerdo, a espaldas de Fidel Castro, entre Jrushchov y Kennedy de retirar los R-12 soviéticos.

El dramático episodio y la presión de la opinión pública en contra de las pruebas, condujeron a la adopción por EE.UU., la URSS y el Reino Unido del Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares, de 1963, que vetó su realización en la atmósfera, bajo el agua y en el espacio. Sin embargo, China y Francia no firmaron el acuerdo y continuaron haciendo pruebas atómicas en la superficie terrestre hasta 1980 y 1974, respectivamente.

Por fin, en 1996 se aprobó el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Actualmente ha sido firmado por 174 países de un total de 195, y ratificado por 144. Pero a pesar de alcanzar un respaldo casi universal para su entrada en completo vigor necesita la ratificación por países Estados Unidos, Israel, China, India, Pakistán, Indonesia, Irán, Egipto y la República Popular Democrática de Corea.

Desde que en 1945 los Estados Unidos realizaron la prueba Trinity, en el mundo se han realizado casi 2 000 pruebas de este tipo y todavía se realizan.

La posición de Cuba

En octubre de 1962, Cuba fue el centro del dramático conflicto que resultó ser la Crisis de los Misiles. Años más tarde, altos funcionarios de la administración Kennedy, como el Secretario de Defensa McNamara, reconocieron que una legítima preocupación por la seguridad de Cuba hizo que Fidel Castro aceptara la propuesta soviética de instalar los R-12 en la Isla.

En una carta a los Jefes y Vicejefes de las delegaciones que visitaron a nuestro país por el aniversario 60 del asalto a los cuarteles Moncada y Céspedes, publicada el 27 de julio de 2013, el líder histórico de la Revolución cubana señaló que “aunque durante años nos negamos a suscribir acuerdos sobre la prohibición de tales armas, porque no estábamos de acuerdo en otorgar esas prerrogativas a ningún Estado, nunca trataríamos de fabricar un arma nuclear”.

“Estamos contra todas las armas nucleares. Ninguna nación, grande o pequeña, debe poseer ese instrumento de exterminio, capaz de poner fin a la existencia humana en el planeta. Cualquiera de los que tales armas poseen, dispone ya de suficientes para crear la catástrofe”, suscribió Fidel.

Siguiendo ese principio, Cuba suscribió el Tratado de Tlatelolco, que estableció el estatus de desnuclearización de América Latina y el Caribe, así como a no utilizar o amenazar con emplear armas nucleares en su contra. La nación caribeña fue promotora de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la Segunda Cumbre de la CELAC, en enero de 2014.

Mas recién, en julio de este año, Cuba celebró la aprobación en la ONU de un tratado que prohíbe las armas nucleares, dejando claramente establecido que no solo son inhumanas, inmorales y éticamente indefendibles, sino también ilegales. Es uno de los 122 países que brindaron su categórico respaldo al acuerdo, calificado de hito histórico, a pesar de que en las negociaciones no estuvo ninguno de los nueve países que tienen esas armas.

El 29 de agosto, Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, Cuba honrará también a Lise Meitner ratificando que se mantendrá firme en la batalla por un mundo mejor, libre de las armas nucleares.

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